La ceremonia de entronización del emperador Naruhito atrajo a visitantes extranjeros al Palacio Imperial de Tokio.
Entre ellos, Ramesh Bhanghay, un hombre de 68 años que viajó desde su natal India para asistir al evento.
«La ceremonia debería ser un orgullo para los japoneses. Es un símbolo de la unidad de Japón», declaró a Kyodo.
Su hijo Mithilesh contó que deseaban ver la ceremonia desde adentro. No pudieron porque se impidió el ingreso del público al Palacio Imperial por razones de seguridad.
Por su parte, Alexandre Besse, de Francia, destacó que el ritual representa la cultura e historia de Japón, y que es muy diferente de su país, donde no existe monarquía.
En cambio, Javier Benito, un turista de España, se sintió afín al ambiente vivido en Japón porque en su país sí hay una monarquía. Como los visitantes indios, quiso entrar a Palacio, pero no pudo. Para otra vez será.
Finalmente, la rusa Anastasia Lebedinova, una joven que estudia en Japón, resaltó la importancia de la ceremonia porque el “emperador es el símbolo del país” y calificó el histórico momento vivido por Japón como “elegante”. (International Press)
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