“Japón es un país superadelantado”. “Japón está a la vanguardia”. “Japón nos lleva años luz en desarrollo”. Muchos tópicos existen en torno al país asiático que, sin dejar de ser ciertos, esconden realidades que parecen corresponderse más con una sociedad atrasada.
La escritora estadounidense Brooke Larsen, que residió varios años en Japón, hace una lista de leyes retrógradas, algunos del siglo antepasado, que aún tienen vigencia y perjudican a las mujeres, en un artículo publicado en el sitio Savvy Tokyo.
1. CUANDO EL PADRE LEGAL NO ES EL PADRE BIOLÓGICO
Si una mujer se divorcia y dentro de los 300 días posteriores a su divorcio tiene un hijo con otro hombre, para la ley el padre es el exesposo, según el artículo 772 del Código Civil japonés.
Si una mujer casada da a luz a un bebé, para la ley el padre legal es siempre el esposo, aunque el padre biológico sea otro hombre, establece el mismo artículo.
¿Qué ocurre si una mujer casada huye de un esposo abusivo y después conoce a un hombre con el que inicia una relación y tiene un hijo? Que el padre legal es el esposo abusivo, aunque no sea el padre biológico. Para evitar esto, la mujer puede decidir no inscribir al niño, con lo cual este enfrentará muchos problemas en su vida, sin seguro de salud o pasaporte.
La mujer puede comunicarse con su esposo para que este niegue la paternidad del niño, pero si huyó de él por ser un hombre abusivo difícilmente se arriesgará a contactarse con él.
El Código Civil de Japón es de 1896, cuando no existían las pruebas de paternidad.
2. EL APELLIDO DEL HOMBRE
El artículo 750 del Código Civil establece que los cónyuges deben compartir el mismo apellido. La ley no obliga a tomar el apellido del hombre, pero en una sociedad patriarcal como la japonesa es lo que se acostumbra.
La disparidad es abrumadora. El 95,9 % de las mujeres adoptan los apellidos de sus esposos cuando se casan, según un censo de 2017.
La situación se resolvería si la ley permitiera a los cónyuges llevar apellidos separados.
3. CONSENTIMIENTO SEXUAL
El artículo 176 del Código Penal de Japón estipula que mantener relaciones sexuales con una persona menor de 13 años es un delito.
Es decir, la edad de consentimiento sexual es de 13 años. Estamos hablando de niñas, sin madurez emocional ni suficiente capacidad de discernimiento.
El Código Penal japonés es de 1907. (International Press)
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