Alicia Kobayashi, la peruana de 61 años que denunció una violenta agresión de la policía de Aichi, ratificó que la invasión de las autoridades a su vivienda, ocurrida el pasado 9 de septiembre se realizó «sin ningún papel» judicial que ordenara el allanamiento.
Los policías habían detenido minutos antes a su hijo, Herbert Oshiro Kobayashi (40) como sospechoso de prender fuego a un colchón en una zona de desecho de un conjunto habitacional de Toyota.
Tras detener a Oshiro, que vive en su propio departamento, los agentes se dirigieron a la casa de su madre e irrumpieron en ella preguntando por la ropa de su hijo.
Según Kobayashi forcejeó con los policías, que en un principio tampoco se identificaron como tales, por la recuperación de su teléfono celular que cayó al suelo «porque lo hicieron de un manotazo cuando quise grabarles».
La mujer, que usa bastón por una artrosis y ha sido operada del corazón y un cáncer de mama, denunció haber recibido un golpe de puño en el rostro cuando ya había recuperado su teléfono y en momentos que un un agente le explicaba que iba a ser detenida por entorpecer una diligencia policial.
El golpe fue brutal y los policías se vieron obligados a llamar a la ambulancia para trasladar a Kobayashi a un hospital de la ciudad de Toyota en Aichi.
En su allanamiento los agentes solo se llevaron un par de zapatillas, que eran del nieto de la peruana, y 13 días después fue liberada sin cargos en su contra.
«La policía sí ingresó a la vivienda de mi hijo y revoloteó todo», dijo. Ahora Kobayashi busca ayuda legal para denunciar a la policía japonesa por abuso de autoridad. (International Press)
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