El 24 de agosto, un aprendiz vietnamita apuñaló a una pareja de ancianos en la casa donde ambos vivían en la prefectura de Ibaraki. El hombre de 76 años murió. La mujer, de 73, sobrevivió al ataque, pero resultó herida de gravedad.
El vietnamita, un hombre de 21 años dedicado a tareas agrícolas en Japón, fue arrestado el lunes por la policía.
La madre del joven se enteró de la detención de su hijo al día siguiente.
En diálogo con la NHK, la mujer se declaró conmocionada por lo sucedido pues dijo que su hijo siempre había sido un buen chico y parecía estar feliz en Japón.
Madre e hijo dialogaban por teléfono todos los días, a la misma hora, y la mujer recordó que él le decía que los japoneses eran amables y que Japón era un país muy limpio.
Parecía sentirse mejor en Japón que en Vietnam, según la mujer, que no podía creer que su hijo hubiera asesinado a una persona.
La última vez que él la llamó fue el domingo, un día antes de su arresto y cuando ya había cometido el crimen. La mujer no notó nada extraño o inusual en el último díalogo que sostuvieron.
Un compañero de estudios del vietnamita también expresó su sorpresa por el crimen, pues no le parecía el tipo de persona que cometería un asesinato.
Un día antes del asesinato, un hombre -que según los indicios sería el vietnamita- fue grabado en una tienda ubicada a tres kilómetros de la vivienda de la pareja, comprando un cuchillo de cocina del mismo tipo que el que fue encontrado en la escena del crimen.
Esto indica que hubo premeditación en el ataque. El motivo es materia de investigación, según la NHK. (International Press)
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