El santuario de Yasukuni, ubicado en Tokio, es considerado como un símbolo del militarismo japonés por los pueblos de Asia que lo sufrieron el siglo pasado.
Cada vez que una autoridad de alto rango de Japón lo visita, países como China y Corea del Sur protestan. En 2013, el primer ministro Shinzo Abe acudió a Yasukuni, una acción que incluso fue criticada por un aliado como Estados Unidos, motivo por el cual Abe no ha vuelto a visitar el santuario. Tampoco lo hizo el exemperador Akihito.
La agencia Kyodo revela que en septiembre pasado, el santuario se contactó con la Agencia de la Casa Imperial de Japón para gestionar una visita de Akihito por los 150 años de su fundación.
Quienes dirigen Yasukuni recordaron que emperadores de Japón visitaron el santuario cuando cumplió 50 y 100 años en 1919 y 1969.
Sin embargo, la solicitud fue rechazada. La Junta de Ceremonias de la agencia respondió que el entonces emperador estaba ocupado preparándose para los ritos de sucesión antes de su abdicación en abril.
Ante la negativa, el santuario no tiene planeado contactarse nuevamente con la agencia para gestionar una visita del nuevo emperador, Naruhito.
Yasukuni fue creado en 1869 y está consagrado a alrededor de 2,5 millones de soldados y civiles que murieron defendiendo a Japón en guerras.
El emperador Hirohito, abuelo de Naruhito, visitó Yasukuni varias veces, pero dejó de hacerlo cuando en 1978 el santuario se consagró a 14 criminales de la Segunda Guerra Mundial, entre ellos el ex primer ministro Hideki Tojo. (International Press)
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