Rui Hachimura, el astro del baloncesto que en junio se convirtió en el primer jugador japonés en ser seleccionado en la primera ronda de un draft de la NBA, tiene plena conciencia de que es más que un deportista.
El japonés de 21 años nacido en la ciudad de Toyama, hijo de padre beninés (Benín, África) y madre japonesa, asume con entusiasmo su rol de ejemplo e inspiración para los mestizos.
En entrevista concedida a Mainichi Shimbun, Hachimura resalta su mestizaje: «Heredé un cuerpo privilegiado de mi padre y la diligencia de seguir haciendo esfuerzos de mi madre».
Sin embargo, no siempre fue así. Cuando era chico no estaba orgulloso de su condición étnica. Rui era demasiado consciente de sus diferencias físicas con respecto a los otros niños. “Trataba de esconderme del resto del mundo”, recuerda.
Su vida cambió cuando tras egresar de koko se mudó a Estados Unidos para jugar baloncesto en torneos universitarios. En EEUU conoció a gente de diversos orígenes, gracias a lo cual modificó su manera de ver las cosas. Le gustó la diversidad e interactuar con personas de variopintas culturas.
En EEUU, el jugador de Washington Wizards se dio cuenta de que «el tiempo en el que uno se sentía avergonzado por ser diferente de los demás ya ha terminado».
Rui dice que ahora hay mestizos que juegan baloncesto después de verlo a él y quiere que ellos asuman muchos desafíos.
Hachimura afirma que está decidido a convertirse en un deportista de elite mundial y “liderar el deporte japonés».
Rui Hachimura pertenece a un grupo de destacados deportistas mestizos, como Naomi Osaka, de 21 años, hija de padre haitiano y dos veces ganadora de un Grand Slam, y Abdul Hakim Sani Brown, de 20 años, hijo de padre ghanés y poseedor del récord japonés de 100 metros con un tiempo de 9,97 segundos.
En declaraciones recogidas por Mainichi, el comisionado de la Agencia de Deportes de Japón, Daichi Suzuki, elogia a Hachimura, Osaka y Sani Brown como líderes del deporte japonés.
Suzuki destaca en particular a Hachimura por transmitir un gran y fuerte mensaje. “No podemos tener una sociedad en la que las personas sientan que necesitan esconder (sus diferencias)», sentencia. (International Press)
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