Ingresó en la academia de policía de la prefectura de Okayama en abril del año pasado. Su sueño era pertenecer al escuadrón antidisturbios. Lo que encontró fue una pesadilla.
Todo comenzó el 10 de diciembre pasado, cuando participaba en un entrenamiento con un inspector de policía, que simulaba ser un delincuente armado al que tenía que desarmar.
Sorpresivamente, el inspector dejó caer el cuchillo de utilería que llevaba y sacó un cuchillo real, con el que apuñaló dos veces en el pecho al joven. El ataque alcanzó sus pulmones.
La víctima fue llevada al hospital y tres días después fue dada de alta. Cuando regresó a la academia de policía al día siguiente, el inspector estaba allí como de costumbre, como si nada hubiera pasado.
Tras el incidente, el joven sufrió depresión y en enero de este año decidió dejar la policía, a la que denunció penalmente.
Además, demandó al gobierno de la prefectura de Okayama exigiendo una compensación de 5,5 millones de yenes (casi 50 mil dólares).
A más de medio año del incidente que cambió su vida, el joven de 19 años aún no entiende por qué el hombre que lo hirió no ha sido arrestado.
En declaraciones a Mainichi Shimbun, dice: «Me apuñalaron sin previo aviso. La gente común sería arrestada, ¿por qué no fue arrestado él?».
El agresor fue acusado de manera sumaria por negligencia profesional y amonestado, y recibió una multa de 500.000 yenes (4.400 dólares). Sin embargo, se mantiene en la policía.
El inspector se excusó diciendo que había usado un cuchillo real para crear una “sensación de tensión” y que su intención no era apuñalar al joven, sino detenerse justo antes de tocar su cuerpo.
Esta “explicación” nunca llegó a oídos del joven mientras estuvo en la policía. Supo de ella después de renunciar. A la víctima le han diagnosticado trastorno de estrés postraumático y planea abandonar Okayama por temor a represalias.
La demanda será ventilada en el Tribunal de Distrito de Okayama. (International Press)
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