El mes pasado, la industria del entretenimiento en Japón se vio sacudida por la decisión de una agencia de artistas de suspender a 11 comediantes que trabajan bajo su ala por participar en una fiesta organizada por un grupo criminal hace cinco años.
Los artistas sancionados recibieron dinero por su participación en el evento y no informaron de ella a su agencia, Yoshimoto Kogyo.
Este tipo de actividades, denominadas “negocios clandestinos” por los medios nipones, son importantes fuentes de ingresos para los comediantes, muchos de los cuales aparentemente no ganan suficiente dinero a través de sus agencias, según expertos consultados por Jiji Press.
El caso debería ser utilizado como una oportunidad para evaluar cómo se puede enfrentar al crimen organizado, en lugar de limitarse a criticar a los comediantes castigados, dijo un especialista.
El escándalo estalló después de que una revista semanal informó de la participación de los comediantes en la fiesta de un lustro atrás. (International Press)
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