El pasado 3 de junio, la policía de la prefectura de Hyogo arrestó al presidente de una compañía por haber reclutado a trabajadores extranjeros que permanecían en Japón de manera ilegal.
Sin embargo, dos días después la fiscalía de Kobe lo liberó sin presentar cargos contra él.
¿Qué ocurrió? Que el hombre arrestado, un chino de 35 años identificado como Suningbayaer, no debió haber sido arrestado porque cooperó con las autoridades de immigración japonesas, revela Asahi Shimbun.
Para entender los hechos, tenemos que remontarnos a junio de 2018, cuando un grupo de vietnamitas solicitaron a la compañía que preside Suningbayaer que los colocara en un trabajo.
Suningbayaer sospechó que algo no andaba bien con los vietnamitas y acudió a la Oficina Regional de Inmigración de Osaka, donde presentó copias de sus tarjetas de residencia. Los documentos resultaron ser falsificados.
Inmigración le pidió al empresario que aceptara a los vietnamitas, pese a su situación ilegal, para montar un operativo y atraparlos a todos juntos.
Suningbayaer accedió a la petición y contrató a aproximadamente 30 vietnamitas, todos en situación ilegal, a quienes colocó en una fábrica en Hyogo donde se producen teléfonos móviles
Finalmente, el operativo se realizó el 11 de septiembre. Los vietnamitas fueron transportados en dos autobuses por una ruta preestablecida que pasaba por delante de una estación de policía, donde los agentes detuvieron a los extranjeros, que posteriormente fueron trasladados a un centro de inmigración.
Si Suningbayaer cooperó con las autoridades de inmigración en lo que a todas luces fue una operación encubierta, ¿por qué fue detenido por la policía?
Después de ser liberado, Suningbayaer declaró: «Nunca cometí ningún acto ilegal porque solo estaba cooperando con un pedido de la Oficina Regional de Inmigración de Osaka”.
El chino atribuyó su detención a una “insuficiente comunicación” entre la Oficina Regional de Inmigración de Osaka y la policía de la prefectura de Hyogo.
Las autoridades de inmigración se han negado a hablar sobre el caso, intentando desmarcarse del operativo encubierto. Un funcionario de inmigración aseguró que en general no piden a una compañía que continúe empleando a extranjeros que permanecen en Japón de manera ilegal.
Sin embargo, el abogado de Suningbayaer mostró correos electrónicos y grabaciones de conversaciones telefónicas entre funcionarios de la compañía de su cliente y personal de la oficina de inmigración. En una de las comunicaciones, se revelaban las placas de los vehículos que transportaban a los vietnamitas.
La policía de Hyogo dijo que la oficina de inmigración nunca les informó de que Suningbayaer estaba cooperando con ellos.
Considerando que la oficina de inmigración se prestó para que se cometiera un delito (que la compañía del hombre chino contratara a trabajadores ilegales), los fiscales probablemente decidieron liberar a Suningbayaer antes de que el caso “explotara en sus caras”, concluye Asahi. (International Press)
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