¿A quién se le ocurre, a estas alturas, plantear la posibilidad de una guerra para resolver una disputa territorial? A un legislador japonés llamado Hodaka Maruyama, del opositor Partido de la Innovación de Japón.
El sábado, Maruyama se reunió con un grupo de exresidentes de la isla de Kunashiri, una de las cuatro situadas al norte de Japón que Rusia controla desde el fin de la Segunda Guerra Mundial y cuya devolución exigen los japoneses.
El legislador le preguntó al líder del grupo si apoyarían una guerra contra Rusia para recuperar la isla. Maruyama estaba ebrio, según Kyodo.
El líder del colectivo replicó que no quería usar la palabra “guerra” para referirse a una disputa territorial.
El lunes, Maruyama se rectificó: «Me disculpo por hacer que muchas personas se sintieran incómodas. Quisiera retractarme de mis inapropiados comentarios»
El legislador también dijo que mostró falta de consideración hacia los exresidentes de la isla ocupada por Rusia.
La reunión se produjo en la misma isla de Kunashiri gracias a un programa de intercambio de visitas entre Japón y Rusia.
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