Nick tiene 33 años, nació en Hong Kong y vive en Tokio. Trabaja para una compañía de bienes raíces y reside en Japón desde 2017.
Fan de la cultura tradicional de Japón, Nick quiere tener un hijo y casarse pronto. En busca de futura esposa, asiste con regularidad a eventos de emparejamiento de solteros.
Un reportero de Yomiuri Shimbun lo acompaña a uno de esos eventos en Tokio. Es de citas rápidas, con 16 hombres extranjeros que viven en Japón y 13 mujeres japonesas. Cada participante tiene tres minutos para presentarse y charlar un poco antes de cambiar de pareja.
Nick quiere casarse con una mujer japonesa. ¿Por qué?
“Mi impresión es que son amables y respetan a sus esposos. Las mujeres de Hong Kong son de carácter fuerte. Me sorprendió ver en Japón a mujeres andando en bicicleta, llevando a niños en los asientos delantero y trasero. En Hong Kong, es común que una sirvienta se encargue de las tareas domésticas y el cuidado de los niños. Quiero criar a mis hijos como marido y mujer (sin terceros). Creo que las mujeres japonesas son prácticas en ese sentido», explica.
El hongkonés no encuentra a la persona que anhela en el evento de citas rápidas. “Es duro”, dice. Incluso considera renunciar a este tipo de actividades por un tiempo. Sin embargo, más adelante se retracta y cuenta que seguirá intentándolo.
En el mismo evento de citas rápidas de Tokio participa Stephan, un estadounidense de 27 años. Vive en Japón desde 2014 y ha modelado y aparecido en comerciales para compañías japonesas y revistas de moda.
Aparentemente tiene mucha experiencia con mujeres japonesas. Sin embargo, ninguna relación ha fructificado. Quizá por eso tiene una percepción un poco negativa de las japonesas.
Problemas de comunicación (o de falta de ella).
“Las pequeñas cosas se vuelven enormes. Y nunca sé cuáles son las cosas pequeñas porque (las japonesas) nunca las comunican”, dice.
A su juicio, las japonesas utilizan las diferencias culturales como argumento fácil para no lidiar con temas que requieren tratarse a profundidad. Surge un problema en la pareja y en vez de enfrentarlo, dicen: “Diferencias culturales”.
«Les pregunté a muchas chicas: ‘¿Cuál es tu tipo?’ Y todas dicen las mismas cosas, como ‘caballeroso’. Son cosas vagas, cualquiera puede coincidir con esa descripción. Es como si todos debieran ser amables. Realmente no piensan lo suficiente en lo que están buscando. Si no sabes lo que estás buscando, no puedes encontrarlo», afirma.
¿Qué tipo de mujer busca Stephan? Que no fume, que no beba mucho, que sea moderadamente activa, que hable inglés bastante bien y que no sea fiestera.
La tercera persona protagonista del reportaje de Yomiuri no es un hombre, sino una mujer. Es india, se llama Geetu, tiene 27 años, y como Nick y Stephan, no ha encontrado pareja
Geetu se mudó a Japón en 2017 con sus padres, que abrieron una tienda de comestibles indios. Viven en Edogawa (Tokio), donde habita la mayor comunidad india en Japón.
La mujer ayuda a sus padres en la tienda y sale con amigas japonesas en sus días libres.
En la India son comunes los matrimonios arreglados a temprana edad. En Japón, Geetu se siente libre y cómoda con su vida de soltera. «Es fácil y puedo hacer lo que quiera», dice. Además, tiene ambiciones laborales: quiere otro trabajo.
Sin embargo, el peso de la tradición es muy fuerte. Es probable que termine casándose con un indio.
¿Y por qué no con un japonés?
“Mi madre no puede hablar japonés. Casarme con un japonés sería impensable porque hay demasiadas diferencias en religión y cultura». A ella no le interesa el “romance” como a sus amigas japonesas. “Quiero encontrar a alguien para casarme, pero no necesito a un novio”.
Si excluye a los hombres japoneses, sus posibilidades se reducen a su propia comunidad. El problema es que muchos hombres están casados, así que las opciones son pocas. Sus padres le piden que se case. Parece que Geetu no es tan libre como imagina: su papá la ha registrado en una app de citas. (International Press)
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