Nagisa Kurihara, la madre de Mia Kurihara, la niña de 10 años que murió como consecuencia de los maltratos infligidos por su padre el mes pasado, reveló que mantuvo a su hija encerrada en casa durante un mes para ocultar las huellas de los golpes que recibía, informó Mainichi Shimbun.
Mia no asistió a clases durante el mes previo a su muerte. La niña fue hallada muerta en el baño de su apato, en la prefectura de Chiba, el 24 de enero.
Los padres dejaron de enviar a su hija al colegio para que los demás no se dieran cuenta de que abusaban de ella, según la policía.
El padre llamó a la escuela para decir que su hija no asistiría a la escuela porque estaba en Okinawa, en la casa de los padres de Nagisa.
La madre contó a la policía que esposo, Yuichiro Kurihara, además de golpearla, obligó a la niña a mantenerse de pie durante muchas horas seguidas, en múltiples ocasiones, para “disciplinarla”.
“Yo le decía que parara, pero él nunca me escuchaba”, dijo la madre.
Sin embargo, más allá de lo que diga la mujer, la policía la ha arrestado por considerarla cómplice de su esposo. El hombre fue arrestado un día después de que el cuerpo de la niña fue encontrado.
Al mantener a su hija en casa e impedir que saliera a la calle para evitar que otras personas vieran las huellas de los golpes que la ropa de la niña no podía ocultar, la mujer actuaba como colaboradora de su esposo.
Además, la niña era castigada incluso cuando su padre no estaba. En los días previos a su muerte, al parecer la madre no alimentó bien a su hija.
Mia, forzada a estar de pie durante varias horas, era obligada a pararse nuevamente cuando se desmayaba debido al cansancio.
Cuando su esposo se ausentaba de casa, a su regreso la mujer tenía que rendirle cuentas sobre Mia. (International Press)
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