El padre de Mia Kurihara, la niña de diez años que fue encontrada muerta en su apato en la prefectura de Chiba el 24 de enero pasado, forzó a su hija a escribir una carta en la que decía que su papá no la golpeaba para recuperar la custodia de la niña, informó Kyodo.
En aquel entonces, febrero de 2018, Mia no vivía con sus padres, sino con un pariente por mandato de un centro de consulta infantil que previamente había tomado bajo custodia a la niña después de que esta, en un cuestionario escolar en noviembre de 2017, contó que su padre la golpeaba.
El padre, Yuichiro Kurihara, mostró la carta al centro cuando este evaluaba si permitir que la niña volviera a vivir con sus papás.
En marzo de 2018, Mia volvió a vivir con sus padres. Después, la propia Mia contó a un trabajador del centro que el hombre la había obligado a escribir que quería vivir con sus papás nuevamente y que no quería ver más al personal del centro.
Nagisa, la madre de la niña, le ordenó a esta que copiara lo que el padre había escrito.
Los trabajadores del centro sospecharon que el hombre había obligado a la niña a escribir la carta. Sin embargo, no le preguntaron a Mia si la había escrito de manera voluntaria y decidieron que podía volver a vivir con sus padres.
Hitoshi Nihei, el director del centro, admitió la negligencia de su personal. “Nuestro deber es proteger la vida de los niños. Lo sentimos realmente”.
Después de que Mia contó que era víctima de abusos por parte de su padre, el centro la tomó bajo su protección durante siete semanas, al cabo de los cuales fue a vivir temporalmente con un pariente, antes de regresar definitivamente a la casa de sus padres.
El cuerpo de la pequeña tenía moretones cuando fue encontrado y la autopsia determinó que no había recibido suficientes alimentos. Sin embargo, no pudo precisar la causa exacta de su fallecimiento.
La madre declaró que su esposo prohibió que la niña fuera alimentada durante los días previos a su muerte. El hombre, además de golpear a Mia, a veces la despertaba en la noche y la obligaba a estar de pie durante largos periodos.
El día en que fue encontrada muerta, el hombre le ordenó estar de pie desde las 10 a. m. Desde esa hora hasta las 11:10 p. m., le echó agua fría repetidamente. El padre dijo que estaba disciplinando a la menor. (International Press)
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