En Japón hay máquinas expendedoras en todas partes y casi para todo, incluyendo insectos comestibles.
Desde noviembre pasado, funciona en la prefectura de Kumamoto una máquina expendedora que ofrece escarabajos rinoceronte japoneses, grillos topo, escarabajos buceadores y pupas, entre una oferta de diez productos.
Los insectos están desecados y empacados en envoltorios sellados. Algunos están recubiertos con chocolate, revela SoraNews24.
El producto más barato es el Cricket Protein Bar (grillo) y cuesta 700 yenes (6,47 dólares). Por 1.300 yenes (12 dólares) puedes comprar un paquete de grillos salados, algo parecido a una bolsa de papitas fritas.
El dueño de la singular máquina es Tomoda Toshiyuki, un hombre de 34 años que posee una tienda especializada en globos.
Tomoda dice que los grillos tienen un sabor similar al de los camarones y recomienda comerlos con un poco de mayonesa o una pizca de pimiento rojo.
No olvida la primera vez que los probó: «Fue un infierno para mí, pero el sabor era sorprendentemente similar al de los camarones».
Hay otros insectos, como los escarabajos buceadores y los chinches acuáticos gigantes, que están destinados a consumidores “más aventureros».
El hombre explica que por curiosidad (¿gastarán dinero los japoneses para consumir insectos?) decidió instalar la máquina. Mal no le ha ido. La acogida del público ha superado sus expectativas. En un mes vendió más de 500 unidades, ganando unos 500.000 yenes (4.600 dólares).
Paradójicamente, alguna vez llegó a odiar a los insectos. Incluso era su esposa quien espantaba a los insectos que entraban en su tienda. «Los bichos siempre parecen estar listos para pelear, pero yo soy pacífico», dice. Ahora son una buena fuente de ingresos. (International Press)
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