El máximo directivo de la alianza Renault-Nissan-Mitsubishi, Carlos Ghosn, fue detenido hoy en Tokio por supuestas irregularidades fiscales que también conllevarán, de momento, su cese como presidente del grupo automovilístico nipón.
Ghosn ha sido objeto de una investigación de la fiscalía de Tokio después de que su propia empresa condujera una investigación interna y detectara dichas irregularidades y «malas conductas» por parte del ejecutivo franco-brasileño, informó Nissan en un comunicado.
El empresario, de 64 años, está considerado como uno de los más influyentes del sector del motor y ha liderado durante años la lista de los directivos mejor pagados de Japón, desde que en 2005 asumió las riendas de la alianza Renault-Nissan.
Su detención se ha realizado después de que las autoridades observaran una posible vulneración de la normativa de instrumentos financieros y efectuaran una redada en la sede de la empresa en Yokohama, según dijeron fuentes del caso a la agencia local Kyodo.
Ghosn habría dejado de declarar al regulador bursátil de Tokio un total de 5.000 millones de yenes (38,7 millones de euros) de sus ingresos durante los últimos cinco años, detallaron las mismas fuentes.
«La investigación demostró que durante muchos años tanto Ghosn como Greg Kelly (otro alto ejecutivo del grupo) han venido comunicando cantidades de compensación (financiera) en su informe a la Bolsa de Tokio que eran menores a las cifras reales», señaló Nissan en su comunicado.
«También en relación con Ghosn, se han descubierto otros numerosos actos significativos de malas conductas, como la utilización de bienes de la compañía para uso personal», acciones en las que Kelly también estaba presuntamente involucrado, conforme a la nota oficial.
En su comunicado, Nissan ya confirmó que Ghosn estaba siendo investigado por la compañía «desde hace varios meses», y adelantó que la dirección del grupo Nissan va a proponer al Consejo de Administración que «destituya sin demora» a Ghosn y Kelly de sus actuales funciones.
Nissan pagó a Ghosn 1.098 millones de yenes (8,52 millones de euros) en el pasado ejercicio fiscal, lo que supone un salario récord en la empresa, según las cuentas anuales anunciadas en la junta de accionistas de la compañía.
El ejecutivo vio incrementados sus emolumentos el año anterior debido a sus nuevas responsabilidades al frente de la alianza, que incluían dirigir también Mitsubishi Motors, a raíz de la adquisición de este fabricante por Nissan.
En abril de 2017, el ejecutivo abandonó su puesto como consejero delegado (CEO) en Nissan aunque se mantuvo como presidente del segundo mayor fabricante japonés de vehículos y como CEO y presidente de Renault y de la alianza Renault-Nissan.
Ghosn había comenzado a trabajar en 1999 como jefe de operaciones en Nissan procedente de la directiva de Renault, y logró salvar a la compañía de la bancarrota con un drástico proceso de reestructuración que le valió el apodo de «Le Cost Killer» («El verdugo de los costes»).
Su llegada a Nissan sacudió los cimientos del mundo empresarial nipón al tratarse de uno de los primeros extranjeros en dirigir una de las grandes compañías nacionales y por aplicar un modelo de gestión que conllevaba drásticos recortes en los gastos y cuestionaba principios intocables de la cultura corporativa japonesa.
Con su llamado «Plan Renacimiento», Nissan pasó a negociar de forma mucho más agresiva con sus proveedores y a reducir los costes significativamente, lo que permitió el reflote del fabricante automovilístico nipón e implantar prácticas más competitivas que fueron también adoptadas por otras empresas niponas. EFE
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