Su libertad fue, sin duda, una buena noticia, pero hubo gente en Japón que lo criticó por entrar a territorio sirio pese a ser consciente del riesgo que corría y de la advertencia del gobierno nipón de que no lo hiciera.
Los detractores de Yasuda exigieron al periodista que se disculpara por causar problemas al gobierno japonés.
Tras el regreso del periodista a Japón, su esposa ofreció una conferencia de prensa en la que se disculpó por las preocupaciones y problemas causados.
Sin embargo, un grupo de destacados deportistas japoneses lo ha defendido públicamente: el pitcher Yu Darvish, el alpinista Ken Noguchi y el futbolista Keisuke Honda.
Darvish utilizó Twitter para expresar su posición: «Algunos dicen que si te atrapan en un área peligrosa, es cosa tuya. Quiero que sepan lo que sucedió en Ruanda. Esto muestra claramente lo que podría suceder si nadie fuese».
El beisbolista aludía al genocidio que hubo en el país africano en 1994. «Creo que 500.000 personas o incluso un millón murieron. Si otros países hubieran estado más involucrados, (el genocidio) nunca habría ocurrido».
«Muchos dicen que es la responsabilidad de alguien si va a un país bajo una prohibición de viajar. Pero eso significa que están repudiando el papel de los periodistas que cubren los conflictos», subrayó.
Noguchi, por su parte, advirtió de que las excesivas críticas contra Yasuda podrían afectar sus futuros trabajos periodísticos.
El alpinista remarcó que el trabajo que hacen los reporteros y fotógrafos es «muy importante» para la sociedad.
Mientras tanto, Honda dijo que fue “bueno” enterarse de que Yasuda estaba vivo, “aunque parece que hay muchas opiniones diferentes sobre el tema».
Japón vivió un incidente similar la década pasada, recordó Kyodo. En 2004, tres civiles (un fotógrafo, una voluntaria y un escritor freelance) fueron secuestrados en Irak, adonde se habían enviado soldados japoneses después de los bombardeos de Estados Unidos contra el país.
Los secuestradores amenazaron con matar a los rehenes si Japón no retiraba sus tropas de Irak.
Los tres fueron liberados ocho días después y recibieron un montón de críticas tras regresar al país, tanto de la sociedad como de políticos. ¿Por qué los atacaban? Por entrar a Irak pese a que el gobierno nipón había pedido a los ciudadanos japoneses que no lo hicieran debido al riesgo que corrían. El gobierno tuvo que destinar recursos públicos para que volvieran a Japón.
Nahoko Takato, la voluntaria, sufrió un trastorno de estrés postraumático debido a las críticas. A la mujer le preocupa la salud mental de Yasuda ante los ataques sufridos.
En Estados Unidos, sin embargo, la situación fue vista desde otros ojos. El entonces secretario de Estado, Colin Powell, elogió el valor de los tres japoneses en Irak por arriesgar su vida por “un bien mayor” y dijo que el pueblo japonés debería estar muy orgulloso de ellos. (International Press)
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