En julio, 709 personas llevaban detenidas seis meses o más. Algunas se han suicidado o lo han intentado.
El Ministerio de Justicia de Japón no puede encontrar soluciones al problema, según Asahi Shimbun.
Los procedimientos de deportación se inician solo si los detenidos aceptan volver a sus países. Si se oponen o sus países de origen se niegan a emitirles pasaportes, permanecen detenidos.
De los 1.133 extranjeros detenidos a fines de 2016, 313 (28 %) llevaban encerrados seis meses o más. Para fines de 2017, 576 de 1.351 extranjeros detenidos (43 %), llevaban seis meses o más encerrados.
A fines de julio, 709 de 1.309 extranjeros (54 %) llevaban detenidos seis meses o más. En algunos casos el periodo de detención superaba los cinco años.
Hiroshi Kimizuka, un alto funcionario de la Oficina de Inmigración, explicó a Asahi que un incidente que ocurrió en 2010 es uno de los motivos detrás del aumento.
En 2010, un hombre de Ghana de 45 años fue deportado y murió en el avión que lo sacaba de Japón. Más adelante se supo que el hombre había sido amordazado, atado y obligado a estar con el cuerpo inclinado hacia adelante.
Debido al incidente, Japón no deportó a extranjeros durante casi tres años. Cuando el país decidió reanudar las deportaciones, el número de extranjeros que rechazaron ser expulsados del país se incrementó.
Para el funcionario, «el método más efectivo para disminuir el número de detenidos a largo plazo es la deportación».
En 2017, 19.628 extranjeros solicitaron el estatus de refugiado. Sin embargo, solo 20 fueron aceptados.
Otra de las razones es que el gobierno ha endurecido los requisitos para otorgar la libertad temporal. A fines de 2015, 3.606 extranjeros se beneficiaban de ella. A fines de 2017, la cifra se había reducido a 3.106.
En mayo, un nikkei brasileño, un camerunés y un turco intentaron suicidarse en el mismo centro. (International Press)
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