Es tan grande su condición de favorito que el politólogo de la Universidad de Tokio, Yu Uchiyama, declara a la agencia AFP: «Es casi seguro que Abe obtendrá su tercer mandato. El asunto no es si Abe ganará o perderá, sino cómo ganará. Si no es una aplastante victoria, entonces podría convertirse en un lame duck (pato rengo, en términos políticos) y ver su poder declinar».
Según las encuestas, el primer ministro ganaría las elecciones por el liderazgo del PLD con dos tercios de los votos.
Abe concentra mucho poder. Es líder indiscutido de su partido, que a su vez enfrenta una débil oposición.
Uchiyama considera que el escenario actual es preocupante para la democracia en Japón. “El mayor desafío en la política japonesa es cómo revivir la competencia y la vitalidad de la política», dice.
Un nuevo mandato le daría a Abe más bríos para materializar una ambición largamente deseada: modificar la Constitución pacifista de Japón, un documento promulgado cuando el país estaba ocupado por Estados Unidos y mediante el cual Japón renuncia a la guerra.
«La revisión de la Constitución es un objetivo político de larga data» del PLD, dijo Abe hace poco. Para el primer ministro, ya es hora de pasar a los hechos.
Entre otras cosas, Abe aspira a hacer explícita la existencia de las Fuerzas de Autodefensa de Japón.
AFP advierte, sin embargo, que “cualquier cambio sería extremadamente sensible en el pacifista Japón y casi con certeza recibido con furia en China y las Coreas, víctimas de la agresión militar japonesa en el siglo XX”.
Además, según las encuestas, los japoneses están más preocupados por otros temas que consideran que deben ser prioritarios para el gobierno y el Parlamento, antes que un posible cambio de la Constitución. (International Press)
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