Asahi Shimbun destaca la contribución de los extranjeros a Japón: trabajadores, estudiantes, turistas. Todos. El diario ha publicado cartas de lectores japoneses que relatan sus experiencias con extranjeros en Japón y reconocen su importancia como miembros de la sociedad.
A continuación, reproducimos extractos de los mensajes:
UNA VIDA MÁS PLENA SIN IMPORTAR LA NACIONALIDAD
Etsuko Fukuda (ama de casa, 55 años, residente en Tokio)
Con frecuencia me encuentro con extranjeros que trabajan en todo tipo de lugares, como obras de construcción, plantas de tratamiento y cajas registradoras en los supermercados. Estoy muy agradecida de que hayan elegido trabajar en Japón.
Varios extranjeros se han mudado a mi vecindario. Alguien escribió en inglés las reglas adecuadas para sacar la basura porque los días de recolección no se cumplían correctamente. Eso me hizo muy consciente de que hay numerosas situaciones que requieren inglés.
También creo que ahora es más importante que nunca coexistir los unos con los otros, independientemente de los antecedentes. De esta forma, todos podríamos llevar una vida más plena, en lugar de tratar de separarnos como hace una década, cuando era más común decir que soy de esta nacionalidad mientras que esa persona es de esa nacionalidad.
MÁS ESFUERZOS PARA INTEGRARLOS, NO EXCLUIRLOS
Tadao Tasaki (hace arubaito, 62, Saitama)
En un momento, sentí que la xenofobia era un rumbo que Japón tenía que considerar. Pero en los últimos tres años, durante los cuales mi familia ha aceptado estudiantes de Indonesia, Estados Unidos, China y Francia en un programa de intercambio, me he dado cuenta de que la xenofobia no aportaría ningún beneficio a Japón, sino que solo lo conduciría a un aislamiento del mundo.
Con un intercambio intensificado de productos, personas, capital e información, tratar de oponerse a tal tendencia es tan difícil como tratar de detener el tiempo. Se dice que el trabajo de los extranjeros será cada vez más necesario en el futuro. En ese caso, sería más ventajoso diseñar un sistema para permitir que más extranjeros vivan en este país.
A través de nuestros intercambios con los estudiantes extranjeros, aprendí que había personas que amaban y trataban de entender a Japón tanto como los japoneses. Si bien creo que la identidad de Japón debe ser protegida, creo que es posible coexistir con los extranjeros y que se necesitan esfuerzos más enérgicos para permitirles vivir y trabajar aquí, en lugar de excluirlos o rechazarlos.
UNA MARAVILLOSA VIDA ESCOLAR CON COMPAÑEROS EXTRANJEROS
Ryotaro Kaga (estudiante, 18, Fukuoka)
Coexistir con extranjeros es absolutamente posible. En mi koko, 15 estudiantes japoneses formaban una sola clase con alrededor de 10 a 15 estudiantes extranjeros. Ellos provenían de muchos países, no solo de Asia, sino también de América del Sur y del Norte, Europa y África. Todos disfrutamos nuestras vidas escolares. Naturalmente, hubo algunos problemas debido a la barrera del idioma, así como a las diferencias en el sentido de los valores y las costumbres. Pero, más allá de eso, (los extranjeros) me ofrecieron mucho más.
Los estudiantes japoneses hemos sido muy influenciados por su franqueza en la discusión de temas de sus países de origen, como el conflicto religioso, así como asuntos de inmigrantes y refugiados, que solo conoceríamos a través de los medios si no tuviéramos contacto con ellos.
Hay algunas industrias en las que muchas empresas no sobrevivirían sin extranjeros. También creo que hay muchos japoneses que están preocupados por los problemas que podrían surgir, como los que ahora se propagan en Europa en su intento de enfrentar los problemas de los inmigrantes y refugiados.
Sin embargo, estoy seguro de que la mejor manera de dejar de lado esas preocupaciones y hacer posible la coexistencia es a través del mutuo entendimiento. Siento que mi clase en koko llevó una vida escolar maravillosa debido a los esfuerzos que hicimos para el mutuo entendimiento.
PONTE EN LOS ZAPATOS DE UN EXTRANJERO
Yuko Yoshida Wetzel (profesora de idioma japonés, 38, Kanagawa)
Imaginen estar en los zapatos de mi esposo alemán. Él coexiste con 130 millones de extranjeros en Japón.
Él me ha contado algunas de sus experiencias más sorprendentes en Japón, como que la persona junto a él se levante de repente apenas él se sienta en un tren, que lo miren de cerca cuando usa un baño público, que lo elogien solo porque puede usar palillos o ser abordado por desconocidos en un parque que le preguntan insistentemente sobre su familia.
Espero que los lectores japoneses puedan imaginar cómo se sentirían si fueran elogiados como niños por el solo hecho de poder usar hábilmente un cuchillo y un tenedor. ¿No se sentirían incómodos si las personas que pasaran por la calle les preguntaran cómo llegaron a conocer a su novio o novia? Aunque su lenguaje y su forma de pensar puedan diferir, (los extranjeros) sienten las mismas emociones que los japoneses cuando están tristes o avergonzados. Creo que lo que más se necesita para la convivencia es la imaginación para ser lo suficientemente considerado con la otra parte.
(International Press)
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