El empleo vitalicio, la fidelidad a una sola compañía durante toda una vida, está quedando atrás en Japón. Ahora, además de haber mayor movilidad laboral, aumenta el número de japoneses que tienen más de un empleo, porque uno solo no alcanza para llegar a fin de mes.
Que lo diga Kazuhiro Hasegawa, un taxista de 51 años que pese a hacer turnos de 18 horas no gana lo suficiente para pagar una hipoteca y la universidad de su hijo. Gana entre 4,5 y 4,8 millones de yenes al año (40.840 / 43.560 dólares) y para cubrir el déficit trabaja grabando y editando videos, tarea que le reporta varios miles de yenes al mes.
«No tengo más remedio que hacer dos trabajos, ya que los ingresos son inestables», declara a Reuters. “No hay descanso”, dice. Sin embargo, intenta dormir lo suficiente porque es consciente del riesgo que corre de quedarse dormido mientras conduce.
Natsuko Anastasia Ariyama tiene 25 años y gana alrededor de 200.000 yenes (1.815 dólares) por mes por su trabajo a tiempo completo en una universidad. Además, trabaja como escritora y traductora, labor que le permite ganar 20.000 yenes (181,5 dólares) adicionales. Tener un empleo adicional, y por ende mayores ingresos, dice, le proporciona seguridad.
Ahora bien, la necesidad de ingresos adicionales no es la única razón por la cual una persona en Japón tiene más de un empleo. Tener un segundo o tercer trabajo ofrece la posibilidad de adquirir nuevos conocimientos o capacidades en un mundo de cambios vertiginosos como el actual.
Masaki Shimizu tiene 32 años, trabaja en un start-up, maneja un café donde los clientes pueden interactuar con erizos y cuenta con otros dos empleos.
Shimizu explica que necesita los trabajos adicionales para “dominar nuevas habilidades y expandir mis propias fortalezas». «Ya no existe el empleo de por vida», añade.
Este año, 7,44 millones de japoneses (una cifra récord) tendrán al menos dos empleos (alrededor del 11 % de la fuerza laboral), un significativo incremento con respecto a los 5,33 millones de 2015, según la firma Lancers, que ayuda a los freelancers a encontrar trabajo.
Las personas que trabajan en dos empleos contribuirán con un estimado de 7,8 billones de yenes (70.720 millones de dólares) a la economía.
Los nuevos tiempos exigen cambios para adaptarse a ellos. En enero, el gobierno de Japón eliminó una norma que prohíbe los segundos empleos sin el permiso del empleador. Ahora los trabajadores solo deben informar a su empresa antes de tomar otro trabajo.
Las empresas niponas, que tradicionalmente exigían un compromiso total por parte de sus trabajadores, a quienes garantizaban un puesto de trabajo vitalicio, también están cambiando.
El fabricante de pañales Unicharm permite desde abril que sus 1.500 empleados de tiempo completo tengan un segundo trabajo.
La medida busca, entre otras cosas, animar a sus empleados a adquirir nuevos conocimientos y habilidades. «Creemos que los trabajadores necesitan adquirir habilidades que puedan usarse en cualquier lugar, ya que nunca se sabe lo que pueda suceder en esta era de incertidumbre», dice Yukinari Watanabe, gerente de recursos humanos de Unicharm, a Reuters.
Hasta aquí, todo parece positivo. Hay, sin embargo, un aspecto negativo: el exceso de trabajo.
El gobierno de Japón se ha propuesto reformar la cultura laboral del país, lo que incluye, por ejemplo, poner un tope al número de horas extras.
El abogado Kotaro Kurashige dice que el gobierno es incoherente. Al poner un límite a las horas extras con la idea de que la gente no trabaje tanto, la empuja a hacer trabajos adicionales para compensar la caída de sus ingresos. Al final, una persona podría terminar trabajando más de 100 horas extras, haciendo 50 horas en dos empresas, advierte.
Del mismo modo se pronuncia Hisashi Yamada, director de investigación del Instituto de Investigación de Japón, quien afirma que la tendencia a tener más de un trabajo probablemente continuará, pues ante el tope impuesto a las horas extras y la consecuente caída de ingresos, los trabajadores buscarán empleos adicionales.
Yamada señala, sin embargo, que muchas empresas japonesas todavía quieren que los empleados se centren en su trabajo principal.
No así en Uchinarm, donde, haciendo las sumas y restas, creen que el saldo es positivo. Yukinari Watanabe, gerente de recursos humanos de la empresa, lo explica así: «Nosotros juzgamos que los beneficios de los trabajos adicionales superan los riesgos potenciales, como el exceso de trabajo, la fuga de información y la fuga de cerebros». (International Press)
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