El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, hizo un llamamiento junto al primer ministro nipón, Shinzo Abe, para «encontrar una solución pacífica» a la crisis de Corea del Norte, e instaron al país a cumplir sus compromisos de desnuclearización.
Stoltenberg reiteró en un encuentro con el primer ministro nipón la «enérgica condena» de su organización a las pruebas de armas del régimen norcoreano y aseguró que «se requiere una fuerte presión internacional para inducir a Pyongyang a tomar un camino responsable a fin de encontrar una solución pacífica».
El secretario general de la OTAN urgió al régimen de Kim Jong-un a cumplir sus compromisos adoptados en 2005 en las conversaciones a seis bandas para su desnuclearización, y a que «tome medidas concretas» para «poner fin de inmediato» a su desarrollo atómico y de misiles, en declaraciones recogidas por la agencia nipona Kyodo.
Pyongyang acordó hace doce años en las actualmente estancadas conversaciones -en las que participaba junto a China, Japón, Estados Unidos, Corea del Sur y Rusia- abandonar su programa nuclear a cambio de concesiones políticas y económicas, una promesa rota.
El máximo responsable del organismo supranacional también expresó su preocupación por la situación de en los mares de China Oriental y Meridional, donde Pekín ha incrementado sus actividades militares.
Stoltenberg y Abe mostraron su oposición a «acciones coactivas unilaterales que podrían alterar el ‘statu quo’ y aumentar las tensiones» y aseveraron que «las disputas marítimas deben resolverse pacíficamente de conformidad con el derecho internacional», dijeron en una declaración conjunta difundida por el Ministerio nipón de Asuntos Exteriores.
Japón mantiene un conflicto territorial con China en relación a las islas Senkaku (Diaoyu en chino), unos islotes deshabitados que administra Tokio en el Mar de China Oriental, y que algunos sostienen que podrían albergar importantes recursos marinos y energéticos.
La incursión de navíos chinos, tanto pesqueros como buques de su Guardia Costera, en aguas de las ínsulas o sus proximidades se ha intensificado desde que en 2012 Japón nacionalizara tres de los islotes y suele ser una fuente de conflictos diplomáticos.
La OTAN, que defiende la postura de Japón, expuso su posición de mantener «un orden marítimo basado en normas, que respete la libertad de navegación y sobrevuelo y otros usos lícitos del mar, en pleno cumplimiento de la legislación internacional aplicable». (EFE)
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