Ramón Abarca / EFE
Mediática y rompedora, Yuriko Koike se ha convertido en la protagonista absoluta de la campaña electoral de Japón a pesar de no ser candidata para las elecciones del 22 de octubre. La actual gobernadora de Tokio ha revolucionado el panorama político nipón con un nuevo partido.
Koike, de 65 años, hizo historia el verano de 2016 al ganar de manera aplastante como independiente las elecciones al gobierno de la capital nipona, un puesto que nunca había ocupado una mujer y que está considerado el segundo de mayor relevancia del país.
La carismática política, acusada de populista por sus adversarios, ha querido repetir la proeza a nivel nacional y batir al actual primer ministro Shinzo Abe, con el sorprendente y repentino lanzamiento del nuevo Partido de la Esperanza.
Tras la euforia inicial, Koike, que fue presentadora de televisión y traductora de árabe antes de lanzarse a la política, decidió no concurrir como candidata y seguir como gobernadora de la gran metrópoli nipona, lo que no le ha impedido remover los sólidos cimientos de la inalterable política japonesa.
Quienes la conocen saben que su objetivo es seguir rompiendo barreras y llegar antes o temprano a convertirse también en la primera mujer en el cargo de jefa del Gobierno, en un país donde el dominio de los hombres es absoluto en la política y otros muchos sectores.
La gobernadora, con grandes dotes de comunicadora, ha basado toda su campaña en aparecer como alternativa a los viejos partidos políticos.
Ya lo hizo en las últimas elecciones a la Asamblea de Tokio el pasado verano, donde arrasó y desbancó al Partido Liberal Demócrata (PLD) de Shinzo Abe.
Un corto matrimonio a la edad de 21 años durante su estancia en El Cairo, donde se mudó en los años 70 para aprender árabe, es de los pocos datos que han transcendido de la vida privada de esta mujer, cuya afición por Oriente Medio le llegó de su padre, un rico comerciante de petróleo.
Ecologista, nacionalista y liberal en lo económico, Koike ha sido ministra en dos ocasiones.
Desde 2003 a 2006 estuvo al cargo de la cartera de Medio Ambiente durante el Gobierno de Junichiro Koizumi, su mentor y gran apoyo político.
En 2007, durante el breve primer gobierno del actual primer ministro, Shinzo Abe, consiguió el hito de ser nombrada la primera mujer al frente del Ministerio de Defensa, aunque dimitió 54 días más tarde.
Un año después, se presentó al liderazgo del PLD y se convirtió también en la primera mujer en hacerlo.
Como gobernadora de Tokio se ha centrado principalmente en la preparación de los Juegos Olímpicos de 2020 en la ciudad y en abogar por reducir su coste.
A finales de septiembre, horas después de que Abe convocara la celebración de elecciones anticipadas a la Cámara Baja del Parlamento para aprovechar un momento de gran debilidad de la oposición, la gobernadora anunció la creación de su nuevo partido que puso al primer ministro contra las cuerdas.
Se trataba de una afrenta directa a su antigua formación, el PLD, que lleva en el poder de manera casi ininterrumpida desde 1955 y que no le apoyó como candidata a gobernadora.
Vestida siempre de verde cuando hace campaña, en contraste con el predominio de los trajes oscuros de los políticos nipones, Koike ha definido su nuevo partido como «conservador, reformista y tolerante».
De su programa, vago y poco definido según sus críticos, destaca su oposición a la energía nuclear y a la subida del IVA, medidas claves del actual primer ministro.
Sin embargo, esta reconocida admiradora de Margaret Thatcher y Emmanuel Macron comparte con su contrincante su marcado nacionalismo y la voluntad de reformar la pacifista constitución nipona.
Las encuestas muestran cómo su apoyo inicial se ha ido desinflando, aunque colocan a su nuevo partido como la segunda fuerza política del país después de que su lanzamiento haya conseguido disolver a la hasta ahora primera fuerza de la oposición, el Partido Democrático (PD).
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