Los chikan son una peste que debe ser combatida a todo nivel. Sin embargo, hay que tener mucho cuidado para no acusar a un inocente.
Yomiuri Shimbun ha publicado la carta de una mujer identificada como M, residente en la prefectura de Kanagawa, que cuenta lo que ocurrió con su esposo.
Un día, su cónyuge no llegó a casa a la hora prevista. Preocupada, se contactó con él y se enteró de que había sido llevado a la policía, acusado por una adolescente de haberla manoseado en un tren lleno.
La chica lo tomó del brazo al bajar del tren y le gritó que la había tocado. Él lo negó, pero ella mantuvo su acusación.
Por suerte, dos mujeres que estaban cerca del hombre en el tren le dijeron a la policía que no había hecho nada malo.
M revela que su esposo le dijo que no podía dejar de temblar mientras era acusado, pensando en cómo el incidente podría afectar su futuro.
La mujer define a su cónyuge como una persona amable y considerada con los demás. “Siempre le digo: ‘Has hecho muchas cosas buenas hasta ahora, por eso tuviste la suerte de tener a alguien que te ayudó'».
Lo peor ya pasó, pero M dice que desde el incidente su esposo teme viajar en tren. Y ella está enfadada y no puede imaginar qué habría sido de su pareja sin los testimonios de las dos pasajeras.
Lo más grave es que alguien se propasó con la adolescente y quedó impune. (International Press)
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