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Los bomberos y servicios de emergencia no han logrado controlar los potentes y devastadores incendios del norte de California que han dejado al menos 21 muertos y que se han extendido en las últimas horas hasta arrasar cerca de 69.000 hectáreas.
Los últimos datos facilitados por el Departamento Forestal y de Protección contra Incendios de California apuntan a la existencia de 22 focos que avanzan principalmente por los condados de Sonoma y Napa, dos zonas ampliamente conocidas en todo el mundo por ser un territorio de viñedos que producen un vino de gran calidad.
El incendio más grande de todos los que están ardiendo en el norte de California es el de Atlas, que en los condados de Napa y Solano ha calcinado más de 17.000 hectáreas y que solo ha sido controlado en un 3 %.
También supone una importante amenaza el fuego de Tubbs, que en los condados de Sonoma y Napa ha arrasado hasta el momento más de 11.000 hectáreas y que ha ocasionado al menos la muerte de once personas, lo que por sí solo convierte a este incendio en el sexto más trágico de la historia de California, según las autoridades.
En total, el fuego ha destruido al menos 3.500 edificios, incluyendo estructuras de todo tipo desde viviendas a comercios.
La dispersión y variedad de los incendios activos en el norte de California dificulta el cálculo de evacuados y afectados por los fuegos, pero según Los Ángeles Times, que cita estimaciones oficiales, al menos 50.000 personas continúan desplazadas por la amenaza de las llamas.
Servicios de emergencias locales, estatales y federales trabajan de la mano en las labores de extinción después de que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, aprobara el martes la declaración de desastre en California.
Las imágenes de las televisiones locales muestran zonas completamente destruidas por el paso de las llamas, que han dejado barrios enteros calcinados y edificios y vehículos reducidos a cenizas.
En una rueda de prensa, el aguacil del condado de Sonoma, Robert Giordano, mostró hoy su preocupación ante las previsiones meteorológicas que apuntan que los vientos aumentarán su velocidad a lo largo de la tarde del miércoles, lo que podría dificultar los esfuerzos de los bomberos por sofocar las llamas.
El oficial aseguró también que su prioridad es continuar con las evacuaciones de los residentes afectados: «Este es todavía un suceso muy serio y la seguridad de la vida (de las personas) es lo que importa ahora», dijo.
Giordano señaló además que han recibido reportes de 670 personas desaparecidas, de las cuales 110 ya han sido localizadas.
Las autoridades confían en aumentar el número de personas halladas a salvo al incluir los que han sido evacuados recientemente y los que no han informado a sus familiares y amigos de que se encuentran bien.
Los incendios del norte de California comenzaron, por causas que aún se desconocen, el domingo por la noche sobre las 22.00 hora local (06.00 GMT del lunes) y se expandieron con rapidez desde el condado de Napa.
Octubre es tradicionalmente en California un mes de alto riesgo de incendios por los conocidos popularmente como «vientos del diablo», unas ráfagas de aire que, junto a las altas temperaturas y la sequedad de la maleza tras el verano, favorecen la propagación del fuego.
En un incidente al margen de los fuegos del norte de California, el incendio Canyon 2, que se declaró en el condado de Orange a unos 75 kilómetros al sureste de Los Ángeles, ha arrasado más de 3.000 hectáreas desde el lunes, aunque los bomberos han asegurado hoy que se encuentra controlado al 45 %. EFE
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