Faltan dos años para que Colombia conmemore el bicentenario de su Independencia junto al resto de lo que un día fue el virreinato de la Nueva Granada pero el Museo Nacional se ha adelantado con una exposición que renueva el relato del proceso.
«Aquí estamos aprovechando la conmemoración del Bicentenario (…) y aprovechamos para revaluar la totalidad del fenómeno independentista y revolucionario porque son ambas cosas», dijo Daniel Gutiérrez Ardila, historiador de la Universidad Externado y curador de la muestra «El Reino frente al Rey», que se inaugura mañana.
La exposición comienza con parte del relato tradicional que incluye la violencia de los españoles contra los primeros neogranadinos que iniciaron el proceso emancipador.
Tanto es así, que, nada más entrar a la muestra, el visitante recuerda las ejecuciones públicas y exhibición de los cuerpos de esos primeros próceres que hacían los gobernantes españoles.
Les recibe el cráneo de Juan Esteban Ramírez, colgado de un modo muy similar a como lo hicieron las autoridades coloniales para presentar ejemplo.
nace una tutela muy extraña y desagradable y con consecuencias catastróficas que son las loas a un puñado de gente, como si una revolución se pudiera hacer con un puñado de personas»
«En la primera parte le refrescamos la memoria al espectador que se reencuentra con lo que aprendió en el colegio sobre ‘los españoles malos’. Encontramos cuáles son los excesos que se cometieron durante la guerra y con esos excesos construimos el resto de la partida», subrayó Gutiérrez Ardila.
A partir de ahí comienza una exhibición que hace hincapié en cómo todo el proceso no fue sólo el de unos hombres brillantes y sin mácula, sino que fue mucho más allá y abarcó a muchas otras personas que participaron.
Ese es el punto en que se entra en la fase de la independencia, que retrata la reconquista española tras la primera fase emancipadora y la guerra que se abrió entre 1815 y 1819.
«Nos interesa mostrar de qué manera la experiencia de la Restauración (monárquica) termina beneficiando a la República al asociar a los realistas que vinieron a restaurar la autoridad del rey con los conquistadores del siglo XVI», subrayó el curador de la muestra.
De ese modo, según explica y se ve en la exposición, los revolucionarios pueden «mostrarse como libertadores, eso quiere decir que sacan a un pueblo de un estado de servidumbre, pero que no ha sido capaz de obtener la libertad por sí mismo».
«Ahí nace una tutela muy extraña y desagradable y con consecuencias catastróficas que son las loas a un puñado de gente, como si una revolución se pudiera hacer con un puñado de personas», agregó Gutiérrez Ardila.
se presenta un gran cuadro de Francisco Antonio Cano para mostrar que la emancipación y la revolución no sólo la hicieron Simón Bolívar, Francisco de Paula Santander o Antonio Baraya..
Para mostrar ese rol que jugó el pueblo y no sólo los líderes que figuran en los libros de historia, «El Reino frente al Rey» muestra medallas y recuerdos de esos soldados cuyos nombres están olvidados y no aparecen en las narraciones épicas de la Independencia.
También presenta un gran cuadro de Francisco Antonio Cano, que capta la atención de los visitantes, para mostrar que la emancipación y la revolución no sólo la hicieron Simón Bolívar, Francisco de Paula Santander o Antonio Baraya.
Es «Paso del ejército libertador por el páramo de Pisba», pintado por Cano para el centenario de la Independencia y en el que Bolívar muestra su lamento por el fallecimiento de un soldado raso.
Puede verse además «El último soldado de Nariño», en el que José Eugenio Montoya retrata a un hombre ajado y lejano de la gloria de la independencia.
Luego de ampliar la imagen de los luchadores, la exposición también los humaniza y rompe la imagen tradicional en las historias nacionales de buenos frente a malos y nosotros frente a ellos.
A la vuelta del cráneo de Ramírez, un letrero recuerda los fusilamientos masivos de Santander y reza «Ni las ejecuciones ni la crueldad fueron monopolio de los realistas».
Gutiérrez Ardila entra de lleno en la polémica y explica que la violencia existió en ambas partes y tras 1819 «persisten muchos de los excesos, requisiciones de mulas, de caballos, de estupros de mujeres por militares y reclutamientos forzados» por parte del Ejército libertador.
Más allá incluso, la muestra comienza con textos quemados por españoles para frenar las ideas emancipadores y concluye con uno de los pocos retratos de Fernando VII que sobrevivieron al fuego tras el éxito de Bolívar.
«Hemos tratado de molestar un poco al espectador», concluye Gutiérrez Ardila.
La exposición estará abierta en el Museo Nacional de Colombia hasta el próximo 29 de octubre. EFE
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