El presidente surcoreano, Moon Jae-in, y el primer ministro japonés, Shinzo Abe, pidieron hoy elevar hasta un nivel «extremo» la presión sobre Pyongyang, un día después de que Corea del Norte lanzara un misil balístico que sobrevoló el norte de Japón.
Moon y Abe coincidieron durante una conversación telefónica en la necesidad de aumentar la presión sobre Pyongyang «hasta un nivel extremo para hacer que Corea del Norte llegue voluntariamente a la mesa de diálogo», informó el portavoz presidencial surcoreano, Park Soo-hyun, en una rueda de prensa recogida por la agencia Yonhap.
En su coloquio, el quinto de este tipo que ambos mantienen desde la llegada a la presidencia surcoreana de Moon en mayo de este año, ambos líderes acordaron además trabajar conjuntamente para impulsar una nueva resolución del Consejo de Seguridad de la ONU «con medidas más efectivas y específicas contra Corea del Norte».
El jefe del Ejecutivo surcoreano volvió a condenar hoy el ensayo del martes y dijo que lanzar un misil sobre el territorio japonés fue de una «violencia escandalosa», según el portavoz presidencial.
Corea del Norte lanzó en la víspera un misil de medio alcance por primera vez desde Pyongyang, que sobrevoló la península de Oshima (isla septentrional japonesa de Hokkaido) antes de caer en el océano Pacífico, a unos 1.180 kilómetros del cabo de Erimo, en el extremo nororiental del archipiélago, confirmó hoy el régimen norcoreano.
El proyectil recorrió más de 2.700 kilómetros y alcanzó su punto álgido a unos 550 kilómetros antes de caer al mar, en lo que Tokio calificó como un test «de gravedad sin precedentes».
El del martes fue el decimocuarto misil balístico lanzado con éxito por Pyongyang en lo que va de año, y el primero desde 2009 que sobrevuela territorio japonés, sin incluir los que han pasado sobre pequeñas islas al sudoeste del archipiélago en pruebas anteriores.
El régimen norcoreano realizó el test en protesta contra las maniobras militares que Washington y Seúl están realizando en la península coreana, que Pyongyang considera un simulacro de invasión, y después de que el sábado lanzara tres proyectiles de corto alcance al mar de Japón.
Los últimos test han valido al hermético país la condena de la comunidad internacional y del Consejo de Seguridad de la ONU, que tras una reunión urgente celebrada a raíz del ensayo más reciente, calificó las acciones de Pyongyang como «indignantes» e insistió en exigir el «cese inmediato» de sus lanzamientos de misiles. (EFE)
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