La operadora de la accidentada central de Fukushima introducirá hoy un nuevo robot dentro de su reactor número dos para evaluar su estado, después de que otro aparato similar fuera retirado la semana pasada por los niveles demasiados altos de radiación.
El dispositivo, con forma de escorpión y desarrollado en colaboración con IRID y Toshiba, tomará imágenes y medirá la temperatura y los niveles de radiación dentro de la vasija de contención del reactor, explicó la empresa operadora de la planta, Tokyo Electric Power Company (TEPCO), en un comunicado.
La introducción de este robot llega después de que operarios de TEPCO se vieran obligados a retirar un aparato de similares características después de que este midiera altísimos niveles de radiación, estimados en torno a los 650 sieverts por hora y capaces de dañar su electrónica.
Una dosis de un solo sievert al día puede causar daños graves en la salud humana y hasta la muerte, por lo que los niveles estimados en ese punto del interior de las instalaciones nucleares imposibilitan el acceso de operarios humanos.
Los reactores 1, 2 y 3 sufrieron fusiones parciales de sus núcleos a raíz del desastre que originó el terremoto y el tsunami de marzo de 2011, y conocer el estado exacto de las barras de combustible radiactivo es fundamental para su manejo y retirada.
En el caso de la unidad 2, los técnicos de TEPCO creen que el combustible se fundió lo suficiente como para perforar la vasija de presión y acumularse en el fondo de la de contención.
Las imágenes que tome ahora el robot servirán para evaluar el estado del reactor; además, la compañía pretende identificar la localización exacta del combustible, algo que ayudará a desarrollar nueva tecnología capaz de retirarlo.
Sin embargo, los altos niveles de radiación en las instalaciones dificultarán esta retirada, uno de los pasos necesarios para el proceso de desmantelamiento del reactor, que se calcula que durará entre 30 y 40 años.
La crisis atómica de Fukushima, desencadenada por el terremoto y posterior tsunami que azotaron el nordeste del archipiélago japonés, ha sido el peor accidente nuclear desde el de Chernóbil en 1986. (EFE)
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