Pekín criticó el apoyo manifestado por el secretario de Estado de EEUU, Rex Tillerson, a Japón en la disputa territorial que mantiene con China por las islas Diaoyu (Senkaku para los japoneses).
«Instamos a Estados Unidos a que se abstengan de hacer declaraciones y llevar a cabo acciones que intensifiquen la disputa», indicó el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino Lu Kang, en rueda de prensa.
Asimismo, acusó a los japoneses de «buscar ayuda exterior» y aseguró que «estos intentos serán en vano».
Las declaraciones de Lu responden a la conversación telefónica que mantuvo Tillerson con su homólogo japonés, Fumio Kishida, a quien aseguró que las islas -administradas por Tokio y reclamadas por Pekín- están amparadas por el tratado de seguridad entre EEUU y Japón, que obliga a Washington a proteger a su aliado de ataques armados.
Este acuerdo es «un producto de la Guerra Fría», dijo el portavoz, para quien «China tiene soberanía indiscutible» sobre las islas, que Pekín considera «parte integral del territorio».
«Es un hecho histórico incuestionable», apostilló Lu.
En su conversación con Kishida, el jefe de la diplomacia de EEUU afirmó que su país se opone a «cualquier acción unilateral que interfiera en la administración japonesa de las islas Senkaku».
La conversación se produjo cuatro días antes de que el primer ministro japonés, Shinzo Abe y el presidente estadounidense, Donald Trump, mantengan su primer encuentro oficial, previsto para el próximo viernes en Washington.
El comentario de Tillerson reafirma así la postura adoptada por el secretario estadounidense de Defensa, James Mattis, en su visita a Japón la semana pasada.
Situadas en el mar de China Oriental, a unos 150 kilómetros al noreste de Taiwán, las deshabitadas islas Senkaku tienen una superficie de unos siete kilómetros cuadrados y algunos sostienen que podrían albergar importantes recursos marinos y energéticos.
La tensión territorial entre Japón y China empeoró ante los continuos acercamiento de navíos chinos a las aguas alrededor de los islotes, que Tokio considera una provocación a su soberanía, y a raíz de la construcción de islas artificiales e instalaciones militares por parte de Pekín en el Mar de China Meridional. (EFE)
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