Las asociaciones de charros de México celebraron la declaratoria de la charrería como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad de la Unesco, una «distinción» que contribuirá a que esta tradición ecuestre se conozca en todo el mundo.
«Hablar del charro es hablar de México», dijo hoy a Efe Javier Sánchez, miembro del consejo directivo de la Asociación de Charros del occidental estado de Jalisco, quien agregó que la declaratoria permitirá que «todos se den cuenta de lo que representa» para la cultura de este país.
La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) consideró que esta práctica de hacer suertes a caballo vestido con traje de charro «constituye para estas comunidades un medio para trasmitir valores sociales importantes en las nuevas generaciones».
La charrería es un deporte tradicional de quienes se dedican a la cría y pastoreo de caballos desde hace ya varios siglos.
Los charros realizan los llamados «jaripeos», en los que tratan de dominar a los caballos mediante suertes o faenas con sogas, que se desarrollan en un lienzo o rodeo en un ambiente festivo.
Sánchez afirmó que las comunidades charras reciben con «alegría» y «honor» el reconocimiento por el que han luchado desde cada estado mexicano.
La charrería «no sólo es un deporte, sino un aspecto de identidad y de mexicanidad», aseveró.
Tanto los charros como las escaramuzas, faenas realizadas por las mujeres, son «un bien material, social y cultural», pues la charrería forma parte de la historia de México.
Andrés Aceves, miembro de la Federación de Charros de Jalisco, dijo a Efe que la declaratoria de la Unesco impulsará el reconocimiento al traje de charro en otros países, pues cuando alguien porta uno de los sombreros que conforman este atuendo, «se sabe que es de México».
Aceves, cuyo bisabuelo ya practicaba la charrería, destacó que llevan con «orgullo y gallardía» el traje, y aseguró que este «amor» se trasmite de generación en generación no solo en México, sino también en EE.UU., donde hay al menos 300 asociaciones de charros conformadas por migrantes.
Los orígenes de la charrería se remontan al siglo XVI, cuando a raíz del auge de las haciendas ganaderas en el centro y norte de México los vaqueros de las fincas empezaron a reunirse para inventariar y marcar el ganado, convirtiendo las faenas en motivo de coexistencia y articulación social.
De allí surgió una escuela ecuestre mexicana que permitió manejar el ganado mientras se montaba a caballo y que se distinguía, entre otras cosas, por el uso de la silla de montar y la reata, utensilio esencial para lanzar al ganado, recordó hoy la Secretaría de Cultura en un comunicado. EFE
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