El expresidente chileno y eventual candidato a un nuevo mandato Sebastián Piñera planteó reformar las leyes de inmigración para facilitar la expulsión de «indeseables».
«Chile debe estar abierto a recibir inmigrantes que aporten al desarrollo de nuestro país, pero debe cerrar absolutamente sus fronteras al narcotráfico, a la delincuencia, al contrabando, al crimen organizado y también a la inmigración ilegal», dijo Piñera en declaraciones que publica hoy el diario La Tercera.
El exmandatario (2010-2014) recordó que Chile tiene fronteras con Argentina, Bolivia y Perú y sostuvo que estos últimos países «están entre los países de mayor producción de drogas en el mundo».
«En esto no puede haber ninguna ingenuidad, ninguna debilidad», consideró el millonario político derechista, que añadió: «Es muy ingenuo y estúpido tener una política de migración que termina importando males como la delincuencia, el narcotráfico, el crimen organizado».
Los peruanos forman el mayor colectivo de inmigrantes en Chile, más de 300.000 según datos de organismos gubernamentales, que dan cuenta además de grandes contingentes bolivianos, colombianos, dominicanos, ecuatorianos, venezolanos y, en el último tiempo, de haitianos.
Durante este año han llegado a Chile unos 200 haitianos diarios, en promedio, según cifras oficiales y el total de inmigrantes se aproxima al millón de personas.
«Muchas de las bandas que hay en Chile, como las que clonan tarjetas (dinero plástico), son de extranjeros. Esto es particularmente grave en aquellas regiones donde la inmigración representa un gran porcentaje de la población», afirmó Piñera.
«Chile Vamos», la coalición de partidos derechistas que lidera el exmandatario, planteó hace unos días la necesidad de «modernizar» las leyes sobre inmigración, la última de las cuales fue dictada por Augusto Pinochet en 1975 y limitaba la llegada de extranjeros por razones ideológicas y políticas.
Esa legislación se basaba en otra de 1953 que planteaba que la inmigración debiera privilegiar a aquellos extranjeros «que vengan a mejorar la raza».
Piñera, que encabeza las encuestas con miras a las presidenciales de noviembre de 2017, planteó que «quien quiera sea el próximo presidente va a tener que hacerse cargo de este problema y no enfrentarlo con xenofobia ni con racismo, pero sí con decisión, voluntad, coraje e inteligencia».
Las declaraciones de Piñera asumen los planteamientos de su coalición «Chile Vamos» y han sido consideradas por observadores y analistas como la irrupción de la ideología xenófoba de Donald Trump en la política chilena.
El referente derechista creó este lunes una comisión para estudiar nuevas normas en la materia, que incluye propuestas para restringir los requisitos de entrada y de permanencia de extranjeros en Chile.
Entre ellas, que los inmigrantes que sean condenados por la justicia sean expulsados y se les restrinja el acceso en el futuro.
Piñera recordó que en su Gobierno se acordó con Bolivia y Perú que los presos de esas nacionalidades cumplieran sus penas en sus países de origen, con lo cual «Chile se libró de gente que venía a cometer delitos».
El Gobierno de Michelle Bachelet, a través de su portavoz, Paula Narváez, reiteró el lunes que Chile «es un lugar que acoge a los migrantes» y que busca adaptar sus leyes «para asumir este tremendo desafío que significa ser un país que atrae, que poblaciones de otros países quieran venir a vivir a Chile».
«Hay una Ley de Migraciones que debe actualizarse. Tenemos que adecuar a los tiempos que estamos viviendo hoy. Los países se enriquecen con la presencia de inmigrantes y Chile ha dado garantías de derechos para ellos. Ese es el camino correcto, es lo que deben hacer los países desarrollados», remarcó. EFE
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