«Nuestro niño se separó de nosotros después de solo nueve años y once meses. Keita tenía esperanzas y sueños. ¿En qué clase de mundo vivimos que un niño que respetaba las normas de tráfico tiene que morir?».
Keita es Keita Noritake, un niño de nueve años que la semana pasada murió atropellado en la prefectura de Aichi por un camión conducido por un hombre que jugaba Pokémon Go.
Quien habla es su padre, Takatoshi Noritake, un hombre de 46 años que en un conmovedor llamado, que reproduce Asahi Shimbun, pide que se prohíba el juego a quienes conducen un vehículo “para evitar más muertes”. “De lo contrario, Keita no podrá descansar en paz”.
El responsable de la muerte de Keita se llama Nobusuke Kawai, tiene 36 años y ha sido imputado por negligencia con resultado de muerte.
Keita fue atropellado en un paso peatonal a solo 200 metros de su casa mientras retornaba de la escuela. Su hermano de 12 años fue testigo del terrible accidente. El pequeño sobrevivió al choque, pero murió en un hospital, rodeado por sus seres queridos.
La última palabra de Keita que su papá escuchó fue «itterasshai», cuando salía de casa para el trabajo en la mañana del día del accidente.
El 14 de noviembre el niño hubiera cumplido diez años. Estudiaba karate y quería ser profesor como su padre. Su hermano recuerda que a Keita le gustaba competir con él. “Él llegó al cielo primero porque le gusta estar en primer lugar», dice.
Keita, según Asahi, es la tercera víctima mortal en Japón de accidentes causados por irresponsables que jugaban Pokémon Go mientras conducían. (International Press)
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