Su intuición fue decisiva para que regresara sana a casa
Ciudad de Kama, prefectura de Fukuoka. Hiroto Kitaoka toma un autobús después de su práctica de kendo. Son las 7 de la noche y retorna a su casa en la vecina ciudad de Iizuka.
Detrás de él se sienta una anciana que le pregunta al chofer si el bus va al barrio de Inatsuki. El hombre le dice que no y la mujer baja del vehículo.
Hiroto, guiado por su intuición, también desciende del autobús. Siente que no debe dejar sola a la obaachan. Parece perdida.
Apenas baja del vehículo, el chico llama a su mamá para informarle de la situación. La mamá llega el lugar con su coche y se ofrece a llevar a la anciana a su casa. El problema es que no recuerda dónde está. Al parecer vive en Kama y hacia allá se dirigen.
Al llegar a Kama, la mamá de Hiroto conduce lentamente para que la obaachan pueda fijarse en las casas y recordar dónde vive.
Al rato bajan del carro para buscar la casa a pie. En el camino se encuentran con un funcionario municipal de Kama, gracias al cual se enteran de que la obaachan ha sido reportada como desaparecida ese mismo día. Justamente el funcionario se dirigía a la casa de la anciana, que por una feliz coincidencia está frente al lugar donde se han encontrado.
Son las 9 de la noche y han transcurrido seis horas desde que la obaachan de 91 años, que padece demencia, desapareció mientras visitaba un museo con su hijo.
El hecho ocurrió el 7 de julio.
El gesto de Hiroto ha sido reconocido por la policía local, que le ha entregado una carta de agradecimiento, revela Asahi Shimbun.
«Si Hiroto no hubiera estado en el mismo bus, no tenemos idea de lo que le habría ocurrido a ella. Su valiente acción bien pudo haberle salvado la vida», dice el máximo funcionario de la división de cuidado de personas de la tercera edad de la ciudad de Kama.
Hiroto cuenta que decidió ayudar a la anciana porque podría haber sido su propia abuela. (International Press)
Be the first to comment