Los populares artistas de la TV peruana se presentaron en Shin-kiba para festejar las Fiestas Patrias ofreciendo un show muy divertido.
Maricarmen Marín y Adolfo Aguilar montaron el show que el público peruano de Japón esperaba desde hace mucho tiempo. El Festival Peru Kyodai 2016, que conmemora las Fiestas Patrias, fue musical como todos los anteriores, pero este año resultó especialmente divertido.
La producción del evento ideó un concurso de imitadores al estilo «Yo Soy», el reality que emite el canal Frecuencia Latina, aprovechando la presencia de estos dos artistas, personajes originales del programa.
Ambos representaron sobre el escenario el encanto y la simpatía y por eso el público cayó rendido ante ellos desde el primer momento, Tanto uno como el otro superaron a sus propios personajes. Se mostraron naturales y sinceros y se notó en ellos mucha devoción por lo que hacen. Trabajaron duro sobre el escenario.
La primera muestra de cariño del público conmovió a Adolfo Aguilar. Recibió un abanico que decía: «Adolfo, te amo». Al reverso se leía: «Yo soy Jannet», la autora del detalle.
«Tengo que venir desde tan lejos para que por fin me hagan un cartel para mi», dijo el presentador.
Acto seguido promocionó la nueva tarjeta roja de remesas de Kyodai y sin mediar más tiempo se echó su primer bailecito de la tarde. La verdad es que no se sabía si iba a bailar o no, a pesar de que lo había comentado en la conferencia de prensa de días antes. La promesa parecía broma.
El público le aplaudió a rabiar.
EL MARC ANTHONY JAPONÉS
Este fue el comienzo de la secuencia del concurso de imitadores. Valgan verdades, la idea empezó a tambalear tan pronto acabó de cantar «Olga Tañón». «Manolo Otero» se desinfló, a «Christina Aguilera» la pifiaron, «Selena» sólo emocionó a Adolfo, que la abrazó como un loco, y a «Gian Marco» le faltó… raparse el cabello.
Así fue hasta que le tocó el turno a «Marc Anthony». Shin-kiba rugió con esta caractización y bailó de alegría al ritmo de «Vivir mi vida». Con Naoki Suzuki, el japonés que hizo del famoso cantante boricua, ocurrió uno de esos inexplicables fenómenos de masas. Cantó desentonado, gritó por momentos, pero gustó…y mucho.
En Facebook su vídeo tiene miles de visualizaciones y todos los comentarios fueron a su favor: «Cuando lo vimos nos matamos de risa, pero nos calló la boca», «Lindo, muy guapo», «Cantó muy lindo» y mucho más. Genial.
MARICARMEN Y ADOLFO, BUENA FÓRMULA
Cuando le tocó el turno a Maricarmen Marín el público ya estaba motivado. Aparecio vestida de morado y luces, con un generoso escote que mostraba…un lunar bajo el lado izquierdo de su cuello. Estaba realmente bella.
La recibió un cartel que se proclamaba como la «Tribuna Maricarmen» y enormes muñecos de peluche que parecían flotar sobre la muchedumbre intentando llegar al escenario. Una «Hello Kitty», primero, y una ratona «Mimi», después, lograron su propósito.
Le lanzaron un canzoncillo, rosado y con rayas negras, de varón, del que la cantante ni se enteró porque cayó entre los fotógrafos del ala derecha. Una mujer le alcanzó papel tissue para que se seque la cara, otra le dio un osito de peluche muy bonito y una persona pugnó con la seguridad para hacerle llegar un elegante pañuelo de encaje rojo. No pudo.
A todas estas muestras de cariño, Maricarmen respondió con más cariño y buena música.
Adolfo Aguilar la secundó en el segundo baile de la tarde y juntos hicieron poco después el concurso de baile que hizo matarse de risa al respetable. Canciones y diversión fueron una buena fórmula para esta edición del tradicional festival.
El trabajo de la pareja no terminó con el último tema sobre el escenario, que fue como a las 19.15 horas. Eran las 21.00 horas y Maricarmen seguía en un ambiente del Studio Coast con quienes habían adquirido un disco suyo y tenían el derecho a una foto exclusiva, un autógrafo y un beso. Adolfo respartió los abrazos. (International Press)
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