Bella final de la Libertadores: el fútbol frente al coraje. Por Jorge Barraza

Jorge Barraza

Por Jorge Barraza*

Es justicia: los dos mejores equipos de la Libertadores están en la final. Con estilos diferentes y méritos similares. Nadie se lo merecía más. Nacional es un canto al buen fútbol, Independiente Del Valle una oda al coraje. Esta maravillosa final ratifica, una vez más, que la belleza tiene rostros diversos. Nacional encanta con su juego de buen pie, la técnica de sus futbolistas, la búsqueda ofensiva (atacar siempre es dar espectáculo), el intento por llegar en bloque y mediante hábiles combinaciones. Independiente conmueve por su bravura, la personalidad de unos morenos que luchan y se plantan tiesos donde sea, la pierna firme, la actitud rebelde, el corazón generoso, el miedo cero.


Nacional, que no se parece en nada al Nacional anterior de Juan Carlos Osorio (más pragmático y cauteloso), se mueve por la idea de su entrenador y la calidad de sus jugadores. Independiente es todo mística, avanza impulsado por un motor poderoso: el sueño de los humildes.

Calificamos de maravilloso el choque decisivo pues los contendientes no entraron por la ventana ni llegan por la camiseta sino por el mérito, ese valor tan apreciado. Después de ver la lánguida Eurocopa en la que coronó un equipo ganando un solo partido sobre 7 dentro de los 90 minutos, nos regocijamos con Nacional, que ha logrado 9 victorias en 12 presentaciones. Y con 23 goles (a casi 2 por juego). Nos emocionamos con Independiente, que ha revestido cada una de sus actuaciones con un manto de heroísmo que genera adhesión de quienes no somos sus hinchas.

Nacional, un club económicamente poderoso (pertenece a la corporación Ardila Lülle, segundo grupo empresarial más grande de Colombia), es producto de un proceso de varios años de conformar un plantel de jerarquía y mantenerlo, al menos mientras Europa no pose sus ojos en él.


Independiente es el fruto de un plan: captar jugadores jóvenes en distintos puntos del país, formarlos y competir con ellos. El nombre del club ya define el proyecto de Michel Deller, su mentor: Club de Alto Rendimiento Especializado Independiente Del Valle. Visiones diferentes, pero que pueden ser exitosas ambas, queda demostrado en esta Libertadores. Pero todo pasa por el ojo clínico para ver a los jugadores: Nacional compra bien, Independiente capta igual. Boca lleva gastados (no invertidos) 50 millones de dólares en la gestión de su actual presidente Daniel Angelici con el objeto de lograr la séptima Copa. No se refleja ni en resultados ni en juego. Atlético Nacional incorporó para la semifinal a Miguen Ángel Borja: le hizo los 4 goles al Sao Paulo, 2 en Brasil y 2 en Medellín. Para acertar hay que saber ver.

Nacional dejó atrás al São Paulo con igual solvencia que en los juegos anteriores. El único que verdaderamente le generó problemas fue Rosario Central. Aquella triple tapada insólita, fabulosa de Franco Armani en Rosario pudo significar el 2-0 y entonces la vuelta le hubiese sido muy difícil de levantar. São Paulo protestó por los dos arbitrajes y puso sobre el paño que Nacional tiene suerte con los jueces. Ha tenido algunos fallos benignos: la expulsión de Maicon en el cotejo de ida fue demasiado rigurosa y cuando quedó con 10 recibió los dos goles el conjunto brasileño; y en el de vuelta hubo un penal para São Paulo no sancionado estando el juego 1-1. Sin embargo, no se puede afirmar que es finalista por los jueces, le ha sobrado fútbol y es indiscutiblemente el equipo de mejor juego de esta Copa. Y de algunas anteriores…

El único toque fortuito para Nacional fueron las salidas de Copete e Ibarbo: eso abrió un espacio para la incorporación de Borja, que apareció como un gran matador del área. Tremendo definiendo, de perfecto remate con ambas piernas. Ya en Olimpo le vimos convertir con gran disparo frente a River, un gol que le hizo perder el título al equipo Millonario. Cuando un delantero goza de tan buena pegada llega seguido a la red.


Nunca llegó a la final un equipo más pequeño y con menos historia que Independiente. Estudiantes también era un club chico cuando se coronó en 1968, Argentinos Juniors era menos aún.

El estilo de Reinaldo Rueda es más audaz que el de Osorio, pero hete aquí que este Nacional parece blindado atrás: en 8 de sus 12 presentaciones mantuvo en cero el arco propio. La defensa albiverde, incluido su notable arquero, son un respaldo fantástico para que volantes y delanteros jueguen confiados. Qué pena que ya se vaya Davinson Sánchez, zaguerazo de aquellos… Ya firmó para el Ajax. Pero todos se van y nadie puede parar esta sangría. También partirá Marlos Moreno. Y Borja no durará nada tampoco. De ganar, el título hará honor a un entrenador notable y un caballero magnífico como Reinaldo. Lo merece.

Independiente Del Valle logró la proeza inédita de eliminar a River y a Boca en una misma edición. Y jugando en Buenos Aires en segundo turno. Con un agregado notable: empezó los dos partidos perdiendo. “Nunca le debe haber pasado a Boca que en un cruce copero arrancara ganando las dos veces y se lo dieran vuelta”, comentó Pancho Sá, el hombre-récord de la Libertadores: ganó 6.


A los tres minutos ya perdía frente a Boca y estaba fuera de la Copa. Pero ahí afloró la garra, el temple de estos leones negriazules en una Bombonera llena, rugiente. Se le fueron encima a Boca con una autoridad notable y le dieron vuelta el resultado. Así como Nacional, Independiente tiene siete u ocho figuras importantes: el arquero Azcona (“San Librado” por sus salvadas milagrosas); el fenomenal zaguero Arturo Mina, una roca que llega a todas; el astuto goleador José Angulo, un indomable, y luego un grupo de excelentes colaboradores como son Junior Sornoza, Luis Caicedo de sensacional partido en La Bombonera, Bryan Cabezas y Julio Angulo. Incluso agregaríamos a Jefferson Orejuela.

Nunca llegó a la final un equipo más pequeño y con menos historia que Independiente. Estudiantes también era un club chico cuando se coronó en 1968, Argentinos Juniors era menos aún. Once Caldas algo similar, lo mismo que Nacional de Asunción, pero se trataba de instituciones centenarias, con mucha tradición. Asimismo, São Caetano y Atlético Paranaense dieron grandes batacazos siendo benjamines, pero son brasileños, un fútbol siempre potente. El único caso que se le acerca es el de Cobreloa, que había sido fundado cuatro años antes de llegar a la final del ’81 con Flamengo. Pero era otra cosa, otro proceso: tenía detrás a Codelco, la mayor empresa de cobre del mundo, y había contratado varios jugadores de prestigio. Lo de Independiente Del Valle es más meritorio: lo logró con mayoría de jóvenes formados en su entraña.

Estamos hablando de un equipo capaz de cualquier hazaña. Sólo el muy buen fútbol de Nacional podría doblegarlo. Pero deberá echar el resto. Es un rival terrible Independiente. No nos aventuramos a dar ni un 51% de favoritismo para ninguno de los dos. La lógica indica que, por juego, tiene mejores chances Nacional, muy ligeras, pero estos muchachos de Independiente atraviesan un estado de gracia y tienen la moral de Rambo. Y de Rambo enfurecido.

(*) Columnista de International Press desde 2002. Ex jefe de redacción de la revista El Gráfico.


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