EUROCOPA: Final latina y con aroma francés. Por Jorge Barraza

Jorge Barraza

Por Jorge Barraza*

¿Francia o Portugal…? La gloria, tan casquivana, se decidirá esta tarde por uno u otro. Están las discusiones de siempre sobre los merecimientos, pero son los que han sabido llegar.


El choque está signado, también, por el duelo Griezmann-Cristiano Ronaldo, que prolongan la rivalidad Atlético Madrid-Real Madrid de la final de la Champions a esta de la Eurocopa (¿casualidad o causalidad…?). Una finalísima europea a escasa distancia de la torre Eiffel genera la sensación de acontecimiento mundial. Al menos tiene ese glamour.

“El mejor equipo de la Eurocopa no estará en la final”, lloran las viudas de Alemania (que son muchas). Efectivamente, no supo vencer a Francia, tampoco anular a Griezmann y el título se lo disputarán otros. La final no sólo hay que merecerla, también hay que saber llegar. Es un tanto injusto decirle de antemano al posible campeón que no ha sido el mejor. Sobre todo cuando no se ha podido demostrarlo con hechos. Francia es la selección que más ganó (1 empate y 5 triunfos, uno de ellos sobre Alemania), la que más goles anotó (13), la que tiene la máxima estrella del torneo. Ergo: un impecable finalista. Que además llegó desde la llave más dura del cuadro de competición.

Alemania, indudablemente una fuertísima formación, desplegó ante Francia su mejor versión (su producción frente a Italia fue apenas discreta), con un mediocampo arrollador y un juego de pases y rotaciones magnífico, en el que cada integrante sabe el libreto, los laterales suben y hacen daño, los interiores (salvo Kroos) pisan el área y el dominio de balón refleja cómo han crecido técnicamente los antiguos Panzers. Pero no tuvo gol y mostró algunas grietas defensivas. Atención, que en su momento de mayor dominio (el primer tiempo), Francia le generó tanto o más peligro. El cuadro de Löw hace todo bien hasta el área, allí le faltó un goleador. Su artillero en seis partidos fue Mario Gómez con 2 tantos. Thomas Muller se fue la Euro sin marcar y Gotze sigue en el banco, tanto en la Selección como en el Bayern. Hay un problemita en el puesto de Gerd Müller.


Francia dejó una sensación menos robusta como equipo, pero combatió hasta el último aliento, no se desordenó nunca atrás y supo hacer justamente lo que no pudo Alemania: defender bien su arco y llegar al gol. Además, contó con cuatro individualidades enormes: 1) Antoine Griezmann. 2) Hugo Lloris, un arquero notable que ya destacó en el Mundial y brilla cotidianamente en el Tottenham. Un guardameta tipo Ospina, tipo Claudio Bravo, esa bola que se mete irremediablemente al rincón, esa que cuesta el partido y el título, esa la saca. Pasa que no es farolero como Neuer, tiene un perfil subterráneo. Pero ataja todo. 3) Sissoko, el volante por derecha que lleva el dorsal 18, fue una máquina de ir, venir, luchar, marcar, trabar, ganar y entregar a un compañero que sabe más. Un coloso físico que no desmaya un instante. 4) Samuel Umtiti, el zaguero zurdo que acaba de fichar el FC Barcelona. Impasable, de gran concentración (el zaguero es como el arquero, se distrae un segundo y la va a buscar adentro). Firme y con buena salida. Le tocó lidiar mayormente con Müller y le ganó el duelo. No perdió un solo mano a mano.

Damos a Griezmann en párrafo aparte. Si Francia corona esta tarde será su consagración mundial. Lo seguimos desde la Real Sociedad, cuando le marcó un gol al Barsa por Copa del Rey con precioso disparo. Luego fue al Atlético y aunque le subieron el listón, sobrepasó en mucho al listón. Muestra una evolución notable, hace todo espléndidamente bien. A favor de una técnica excelsa, golea, asiste, se encarga de todas las faltas libres y, sobre todo, se retrasó y se ha convertido también en un armador lúcido y profundo. Entró en la galería de los grandes y no extrañaría que en este mismo mercado el PSG, el Chelsea o alguno de los dos Manchester ofrecieran incluso más de 100 millones de euros por él. Los poderosos necesitan estrellas, en especial conductores de juego, y no hay casi jugadores de esta calidad. Además, recién cumplió 25 años. Si piden 100 por Pogba…

un Portugal utilitario, pragmático al extremo, cauteloso y sin pudores. El equipo de los empates, los penales y los tiempos extra.

Del otro lado se verá (y podemos asegurarlo, porque no va a cambiar, menos en una final y ante el local) un Portugal utilitario, pragmático al extremo, cauteloso y sin pudores. El equipo de los empates, los penales y los tiempos extra. Y también el equipo de Cristiano Ronaldo, que ha hecho una copa menos que discreta, pero marcando tres goles decisivos; dos que sirvieron para un angustioso 3 a 3 que supuso el pase a octavos de final, y uno, a Gales, que abrió el camino hacia el partido de hoy. Gol, este último, que pone de manifiesto lo mejor de CR7: desmarque, posicionamiento, salto excepcional (a 76,2 centímetros del suelo) y cabezazo letal a la red. Llegó justo a su punto máximo de elevación al encontrarse con la pelota, y ya el cuello había impulsado el golpe. Fue similar al gol de Pelé a Italia en México ’70. El galés Collins, zaguero calvo de barba leñadora, se lo había comido en sandwichito en el primer tiempo, anticipándolo varias veces en el salto. Pero en el segundo apareció el desmarque notable de este atleta que con la pelota en los pies es de cinco puntos, en cambio su relación con el gol es de nueve o diez. Con ese golazo abrió el partido con Gales, que era cerrado y parejo. No podemos dejar sin mención a Gareth Bale, otra estrella de la Euro, que ha crecido como Griezmann y se está transformando en jugador de todo el campo.


Dudamos que Portugal pueda aguantar el poderío de Francia, que no son sólo esas cuatro figuras mencionadas. También es el talento de Payet (apagado ante Alemania), la entrega total de Matuidi, los chispazos de Pogba (juega menos de lo que él cree que juega, pero no es malo), la garra de Evra, el estoicismo de Koscielny, el pivoteo de Giroud. Pero en fúbol nadie gana antes de jugar. Y estamos curtidos en materia de pronósticos.

Francia 2 – Alemania 0 fue el juego más bonito y emotivo de toda la Eurocopa, podía palparse sobre el césped la tradición del gran fútbol del mundo. No obstante, esta Euro ha demostrado una vez más que, a nivel de selecciones, Sudamérica no es ni un milímetro menos. Que si a Europa le quitan los 300 ó 400 futbolistas de este continente aquellos torneos serían menos atractivos. El hecho de haberse jugado casi en paralelo sirvió para cotejar y darnos cuenta que debemos valorar lo nuestro. Es muy bueno.


(*) Columnista de International Press desde 2002. Ex jefe de redacción de la revista El Gráfico.


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