Hija de un brasileño y una peruana fue encontrada ayer jueves en Tokio sana y salva. La niña está bajo custodia del Centro de Protección del Menor en Ichinomiya.
Una niña de 10 de edad, hija de un brasileño y una peruana, fue raptada el 24 de mayo por dos jóvenes japoneses de 19 y 20 años de edad con quienes hizo contacto a través de una red social. La pequeña fue subida a un shinkansen y llevada a Tokio por los individuos, dijo hoy la policía de la provincia de Aichi.
La niña fue encontrada ayer jueves 26 en Tokio junto a estas personas que fueron detenidas en el acto bajo la sospecha de secuestro. Los dos fueron identificados como un empleado de 19 años residente en Mikawa (Aichi), y el otro, un hombre de 20 años y de oficio desconocido que vive en Tokio.
La desaparición fue reportada la noche del 24 cuando comenzó una intensa búsqueda por los alrededores de su vivienda de la pequeña en Ichinomiya (Aichi).
La policía determinó que la pequeña utilizó una tablet para entrar en contacto con el japonés de 19 años y que fue por este medio que recibió el mensaje que le pedía un encuentro personal en un lugar cercano a su vivienda.
Poco después de producirse el encuentro, el individuo la condujo a la estación de tren y partió con ella hacia Tokio donde se encontró con la otra persona.
En estos momentos la policía interroga a los dos sospechosos para saber qué intenciones tenían con la pequeña y cuál era la relación entre los dos.
LA NIÑA NO HA SIDO DEVUELTA A SU MADRE
La niña regresó ayer a Ichinomiya, pero no fue entregada a su madre, una peruana radicada en Japón desde hace 24 años. La pequeña se encuentra ahora bajo custodia del Jido Sodansho, el Centro de Protección del Menor.
«Me han dicho que ella estará unos días allí porque está muy nerviosa. Esperan que se tranquilice para dar su declaración», dijo a International Press la madre de la niña tras confirmar los datos proporcionados por la policía.
La mujer contó que su hija estaba con tratamiento psicológico porque había sufrido ijime en la escuela y confirmó que tenía que dejarla en casa durante la noche junto a su segunda hija de 16 años porque tiene que trabajar en horario nocturno.
«Le compré el iPad para que se distrajera con los juegos y cantara karaoke, porque le gusta», contó.
«Una hora antes de que desapareciera la vi bien, aunque desde hacía algunas semanas atrás estaba distinta y no quería salir conmigo. Fui a llevar a su hermana al hospital y la dejé con mi sobrina (de 16 años), pero cuando regresé había desaparecido», declaró.
«Mi reflexión ahora es no dejar a los hijos solos, que estén atentos. Hasta el propio vecino se la puede llevar. Hay que controlarles el iPad o el teléfono así se molesten y digan que se quieren ir», concluyó la mujer. (International Press)
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