Agencia Internacional de la Energía emite informe
La Agencia Internacional de la Energía (AIE) destacó que cinco años después del accidente en la central nuclear japonesa de Fukushima, la seguridad en ese tipo de plantas ha aumentado, pero es necesario que prosigan los esfuerzos para mejorarla.
El informe en el que hace balance de las medidas tomadas desde esa catástrofe desencadenada por el terremoto y el tsunami del 11 de marzo de 2011, la AIE apunta que, «en general», la seguridad, la preparación ante situaciones de emergencia y los mecanismos de respuesta son mejores que entonces.
El análisis a los países miembros apunta que los diferentes marcos de seguridad se han reforzado con medidas para incrementar la independencia de los órganos de regulación y actualizar la normativa.
También se ha incrementado la cooperación internacional, lo que redunda en un mayor intercambio de información, fomenta el consenso y el desarrollo de estrategias que pueden aplicarse después en cada nación.
La AIE señala que uno de los principales focos de actuación tras el accidente ha sido el potencial impacto de factores de riesgo externos e internos.
Se han reexaminado las amenazas y mejorado la fortaleza de los sistemas eléctricos, de los disipadores térmicos y de los equipamientos de asistencia, así como reevaluado la conducta que debe seguirse en casos de emergencia.
Pero la mejora de la seguridad, según advierte el organismo, es un esfuerzo continuo y «a largo plazo» que requiere que los países no bajen la guardia.
La AIE recalca que el punto de partida de cada uno es diferente, pero ve común que en todos se trabaje en favor de la independencia de los organismos de regulación, en concreto respecto a la separación de las funciones de esos y de las de aquellos vinculados con la promoción y el uso de la energía nuclear.
La agencia ve esenciales también en la estrategia de seguridad la inclusión de los factores humanos y organizativos, recomienda la implicación en la toma de decisiones de todas las partes afectadas, desde autoridades locales hasta la población, y aboga por la transparencia de las políticas.
En sus conclusiones señala que deben tenerse en cuenta igualmente que, tal y como se ha demostrado en Fukushima, los recursos necesarios para hacer frente a la situación y a sus consecuencias son «considerables». (EFE)
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