«Somos vecinos, así que tenemos que llevarnos bien»
Los residentes en los barrios coreanos de Tokio y Osaka expresaron su optimismo con respecto al futuro de las relaciones entre Japón y Corea del Sur tras el histórico acuerdo que alcanzaron sobre las esclavas sexuales.
«Yo creo que a partir de ahora las dos partes poco a poco llegarán a entenderse y acercarse más», declara Kim Tok-jin (35), gerente de un restaurante en el Koreatown de Tokio, a Mainichi Shimbun.
Kim lleva en Japón diez años. Muchos de sus clientes son jóvenes, y tiene amigos japoneses. Aunque antes pensaba que sería insuficiente que Japón solo pagara dinero para resolver el asunto de las esclavas sexuales, ahora dice: «Si Japón siente remordimiento por sus acciones y se establece un fondo para las comfort women, entonces el acuerdo es una buena cosa».
Por su parte, un estudiante de 19 años que acude a una tienda cultura pop coreana, dice: «Los jóvenes de los dos países piensan de manera diferente que los políticos, pero Japón y Corea del Sur no estaban satisfechos sobre cómo estaban las cosas (con respecto a las esclavas sexuales). Espero que los dos países puedan mantener una relación armoniosa».
Aunque una herida parece haberse cerrado definitivamente, hay otra que permanece abierta y preocupa mucho a los coreanos que residen en Japón: los discursos de odio anticoreanos.
Una mujer que dirige una tienda de cosméticos surcoreana recuerda el miedo que sentía cuando escuchaba insultos contra los coreanos casi todos los días.
«Hay surcoreanos aquí que se han casado con japoneses o cuyos hijos nacieron en Japón. Nosotros pensamos en Japón como nuestro segundo hogar, y no queremos que nos lastimen nunca más”, añade.
En el Koreatown de Osaka, un hombre de 45 años que pertenece a la tercera generación de coreanos en Japón y maneja un alojamiento, destaca lo que él denomina un «acuerdo con visión de futuro».
«El asunto de las comfort women es complejo, con muchas formas de ver las cosas. Sería mejor para los dos países que compartieran el mismo punto de vista, pero el acuerdo deja ambigua esta parte de la cuestión», añade.
Como perteneciente a la etnia coreana, afirma que es importante estar informado sobre las disputas históricas entre Japón y Corea del Sur.
Mientras tanto, Hideo Ohara (90), que pertenece a la segunda generación de coreanos y administra una tienda de comestibles, afirma: «Somos vecinos, así que tenemos que llevarnos bien».
Una japonesa de unos 60 años que dirige una tienda de licores dice con pragmatismo: «Japoneses y coreanos viven bien juntos sin importar su nacionalidad. El negocio es primero». (International Press)
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