Keiko Aoki, que pasó 20 años en prisión, lamenta no haber visto crecer a su hijo
Keiko Aoki y su pareja Tatsuhiro Boku pasaron 20 años en prisión cumpliendo una sentencia de cadena perpetua por la muerte, en 1995, de Megumi, la hija de Aoki, que murió durante un incendio.
Tras ser sometidos a un duro interrogatorio por la policía, ambos confesaron haber provocado el incendio para cobrar el seguro. Después se retractaron, pero ya era demasiado tarde.
La semana pasada, el Tribunal Superior de Osaka decidió reabrir su caso y ordenó su liberación, pues no se ha demostrado que el incendio fuera deliberado. La defensa probó, a través de una simulación, que el fuego pudo haberse iniciado de manera accidental por un calentador de agua y una fuga de gasolina de un auto en el garaje de la casa.
El lunes fueron liberados, y un día después, Aoki, en compañía de su hijo de 29 años, visitó la tumba de su hija Megumi, que tenía 11 años cuando falleció. Japan Times fue testigo de la visita y da cuenta de ella en su sitio web.
La mujer dejó girasoles en la tumba de su hija, las flores favoritas de la niña, por quien oraba cada mes en el día de su muerte.
Aoki se reencontró con su hijo en las primeras horas del martes en Osaka. «Estoy triste por no haber podido ver crecer a mi hijo» dijo. La mujer se echó a llorar recordando que se separó del chico cuando él solo tenía 8 años.
«Es tan bueno verte. Haría cualquier cosa por recuperar esos 20 años que perdimos», le dijo a su hijo. El joven abrazó a su madre y le dio la bienvenida.
«Si la policía hubiera investigado la causa del incendio en primer lugar, yo no estaría aquí. Quiero recuperar esos 20 años», insistió.
“No importa cuánto me pidan perdón, nunca recuperaré el tiempo perdido”.
Aoki espera ser absuelta pronto y limpiar su nombre.
Por su parte, Boku se reencontró con su madre de 74 años. Ambos se unieron en un fuerte abrazo en medio de lágrimas,
«Siento mucho haber causado tantos problemas», dijo Boku, que espera que las cosas de ahora en adelante marchen bien.
Durante una conferencia, el hombre, dirigiéndose a Megumi, dijo: «Siento mucho no haber podido salvarte. Gracias por protegerme a lo largo de todos estos años».
Boku recordó el pasado entre lágrimas. «Llegué a un punto en que el miedo y la desesperación llegaron a ser demasiado para soportarlos y me sentí desamparado”.
«Mi corazón se suicidó», añadió.
Boku agradeció a los abogados y expertos que hicieron todo lo posible para ayudarlo.
Ahora en libertad, dijo: «Va a tomar tiempo hasta que pueda disfrutar de estar libre y abrir mi corazón, que ha sido confinado durante esta lucha en el infierno”. Sin embargo, espera habituarse poco a poco a la libertad. (International Press)
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