Doble crimen de estudiantes en Osaka pone en evidencia cuán peligroso puede ser
El asesinato de dos estudiantes en Osaka, que deambulaban en la calle en la madrugada del día en que desaparecieron, ha puesto de relieve el problema de los niños que en vez de estar en casa con sus padres pasan la noche fuera de ella, advierte Japan Times.
El 12 de agosto, Ryoto Hoshino (12) salió de su casa alrededor de las 9 p. m. para pasear con su amiga Natsumi Hirata (13).
Ambos fueron captados por una cámara de seguridad a las 5 de la mañana del día 13 caminando cerca de la estación de Neyagawashi. El cuerpo de Natsumi apareció el mismo 13, mientras que el de Ryoto fue descubierto el viernes pasado.
El lunes por la noche, solo tres días después de que el sospechoso del doble crimen fue arrestado, un grupo de adolescentes fueron vistos holgazaneando alrededor de la estación.
«No tengo nada que hacer en casa», dijo una estudiante, que estaba charlando con cuatro amigas.
La menor recordó que una vez un desconocido la jaló del brazo. Sin embargo, dijo que no tenía ganas de volver a su casa porque «es mucho más divertido cuando estoy con las amigas».
Michiharu Tokuno, miembro de la asociación municipal de prevención del delito de Neyagawa, declara a Japan Times que posiblemente la falta de una comunicación saludable con sus familia esté empujando a los niños a la calle.
Por su parte, el escritor Seiji Fujii, especializado en temas de educación, advierte de que en las grandes ciudades los lazos sociales y las redes de apoyo son débiles.
En los lugares densamente poblados la gente tiende a ser indiferente, dice. Fujii subraya que “los adultos deben prestarle toda su atención a los niños».
El lunes, el primer día de clases del segundo semestre en la escuela pública de Neyagawa, donde Natsumi y Ryoto estudiaban, unos 80 padres se reunieron para cuidar a los niños que entraban y salían de la escuela.
Por la noche, la asociación de prevención del delito de la ciudad envió a un grupo de 20 voluntarios para patrullar las calles de la ciudad y aconsejar a los menores que deambulaban que retornaran a sus casas.
Japón es conocido por ser un país muy seguro, pero como tristemente mostró los asesinatos de Natsumi y Ryoto, no está exento de peligros.
Un anciano que formó parte del grupo de voluntarios advierte: «Muchos niños están convencidos de que nada les va a pasar».
«Tenemos que hacer que ellos se den cuenta de que pasar la noche en las calles es arriesgado», añade. (¿Y los padres?).
Grupos de 10 a 20 voluntarios continuarán patrullando la ciudad todos los días.
Por otro lado, en Hakata, prefectura de Fukuoka, una organización intenta lidiar con el problema del creciente número de niños de la calle, ayudando a los menores que han abandonado los estudios, impartiendo clases y proporcionando asesoría a niños con problemas en casa y comida gratis.
Hasta el 99 % de los niños que acuden a la organización en busca de apoyo han sufrido abandono. Incluso muchos acuden sin sus padres.
«Estamos tratando de ayudarlos a que se den cuenta de que pueden tratar de recuperar su fe en los adultos», dice Keiko Tsuboi, lideresa de la iniciativa. (International Press)
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