Sin embargo, también hay resistencia a usar fondos públicos para asuntos personales
Takahiro Inoue y su esposa Minori, ambos de 28 años, probablemente nunca se habrían conocido si no fuera por el programa de búsqueda de cónyuge que impulsa el gobierno de la prefectura de Hyogo.
Lo de Hyogo no es una excepción ni muchísimo menos en Japón. El diario Asahi Shimbun ha publicado un reportaje sobre los esfuerzos que cada vez más gobiernos locales están desplegando para casar a sus habitantes y contribuir, de ese modo, a revertir el declive de la tasa de natalidad.
Hasta hoy, 24 de las 47 prefecturas que tiene Japón gestionan servicios de búsqueda de pareja.
Este tipo de servicios o programas también son ofrecidos por empresas privadas, pero los promovidos por los gobiernos locales tienen una gran ventaja: son más baratos. Eso fue lo que empujó a Takahiro a recurrir al servicio del gobierno de Hyogo.
Otra ventaja: los usuarios se sienten más seguros al saber que el programa está respaldado por un gobierno. Con una empresa privada uno nunca sabe.
Hasta el año fiscal 2014 (que culminó en marzo de este año), el servicio tenía alrededor de 4.500 miembros. La mitad de los usuarios tiene entre 30 y 39 años y el 30 % son cuarentones.
14 prefecturas operan un sistema de búsqueda informatizada similar al del sector privado.
Algunas prefecturas gestionan proyectos de búsqueda de pareja que dependen de intermediarios o casamenteros voluntarios. Hay alrededor de 2.400 en todo Japón. En la prefectura de Shimane se les llama «coordinadores felices».
Fukui inició su propio programa hace cinco años. Cuenta con 94 casamenteros que organizan reuniones entre personas solteras. Al principio, el servicio no cuesta. Puedes llamar, dar a conocer tu edad, ocupación e intereses, y el intermediario te presentará a potenciales parejas sin costo alguno.
Las autoridades locales no están solas en esto, pues reciben el apoyo del gobierno central. En 2013, el gobierno de Japón creó un subsidio que los gobiernos locales pueden utilizar para financiar estos programas.
Muchas prefecturas han cubierto casi todos los gastos de instalación de sus sistemas computarizados (que pueden costar desde 5 millones de yenes (41.900 dólares) hasta decenas de millones de yenes) gracias al subsidio.
¿Y qué ocurre con las prefecturas que no se suman a la iniciativa? Entre ellas están Tokio, Kanagawa, Osaka y Aichi. No por coincidencia cuentan con grandes ciudades, pues en ellas operan muchas empresas privadas de búsqueda de cónyuge.
Además, hay otro asunto: ¿deben involucrarse los gobiernos en asuntos personales? ¿Cómo hacerlo? Ese es un debate que plantean en Fukuoka.
¿Destinar fondos públicos para empujar a que la gente se case? En Kumamoto, algunos ciudadanos cuestionaron el hecho de que se gaste el dinero de los impuestos en servicios como ese en medio de una situación fiscal difícil.
Hay que tener en cuenta, sin embargo, que el crecimiento de la población es clave para la economía japonesa.
Por otro lado, debido a que las dificultades económicas disuaden a muchos jóvenes de casarse, Yoko Itamoto, una experta en el tema, enfatiza la importancia de tomar medidas para ampliar las oportunidades económicas de los jóvenes.
«Tenemos que llevar a cabo políticas integrales, como ayudar a crear una base financiera estable para los jóvenes y mejorar el apoyo a la crianza de los hijos», concluye. (International Press)