Por Jorge Barraza*
Alberto Lozada, miembro boliviano del Tribunal de Disciplina de la Conmebol, explicó las razones de la fuerte sanción de 4 partidos a Neymar: primero fue expulsado por agresión (pelotazo intencional a Armero cuando el cotejo había finalizado), ataque que además desató una gresca general, y luego por insultar al árbitro cuando éste se retiraba del campo. “Es premeditada la acción de Neymar de esperar al juez en la manga y decirle ‘hijo de puta’. Podría haber recibido una sanción más fuerte porque además venía de una agresión. La sacó muy baja”, comentó Lozada.
Las palabras textuales, según el diario Lance, de Brasil, fueron: “Te quieres hacer famoso a costa mía, hijo de puta”. Conste que se le dejó pasar por alto una agarrada por detrás al réferi Enrique Osses que era tarjeta naranja, y una entrada muy fuerte contra Zúñiga, pero bueno, vaya esta por el rodillazo aquel del Mundial…
Por una vez, la Conmebol ha tomado una resolución que la dignifica y le confiere seriedad de organismo rector, sin medir al personaje ni su camiseta.
Un eclipse de sol se ha posado sobre la figura de Neymar, que con las 4 fechas quedó fuera de la Copa América. «A Neymar le pegan 20 patadas y no pasa nada», lo defendió Javier Mascherano, su compañero en el Barcelona. Y su técnico Dunga disparó contra el espíritu de la sanción: “Hay que proteger a las estrellas de las faltas que reciben”, dijo. “Todo depende de la filosofía que queremos del fútbol, si lo queremos bien jugado con pocas faltas y ver grandes jugadores con buena técnica, o no. No hay que olvidar de Colombia y la táctica que propuso. Neymar recibió 20 patadas y después, en una situación del partido, cuando estaba desequilibrado cayendo, pone la mano y le sacan la amarilla”.
Por si acaso, la amonestación del primer tiempo por tocar la pelota con la mano no tiene nada que ver con la sanción. Equivocada o no, esa tarjeta no cuenta, sino su comportamiento del final. “Neymar recibió tres fechas por la agresión, la cuarta fue por el insulto al árbitro”, aclaró Lozada.
Modestamente, Dunga y Mascherano están confundidos. Nadie en Colombia salió a pegarle a Neymar. Ni sufrió 20 faltas. Opta, una empresa de análisis de los partidos, informa que Neymar sufrió cinco faltas. Y ninguna descalificadora. Faltas normales. El problema de Neymar son sus actitudes dentro del campo; causan irritación. No es que moleste su habilidad, tampoco su atrevimiento, sino sus intentos de ridiculizar al adversario. Tampoco es que Neymar inventó la habilidad, hubo mil como él, pero no provocaban. Por si fuera poco, ya se ganó con justicia la fama de “piscinero” y además, cuando pierde la pelota o se irrita él, comete faltas fuertes de atrás. Y esa sonrisita burlona… Es un combo complicado.
Le va a costar modificar toda una serie de comportamientos, no es fácil para ninguna persona intentar cambiar su naturaleza, pero tendrá que hacerlo o se verá envuelto en decenas de altercados en los que siempre llevará la peor parte. Porque en Brasil todo el mundo le hace fiesta, pero a la cancha el público no entra, ahí se tiene que defender solo. Es un chico súper agradable fuera del campo, tuvimos la ocasión de conocerlo. Buenito, simpático, afectuoso. Se transforma jugando, busca humillar.
En la final de la Copa del Rey ante el Athletic de Bilbao quiso levantarle la pelota por sobre la cabeza a un rival enganchándola con los tacos. Es una pirueta para los entrenamientos, no para un partido. De última, a los diez minutos y estando 0 a 0, podría pasar. Pero la tiró cuando ya el Barcelona ganaba 3 a 0 y estaban sobre la hora. Sonó a gozada, a canchereo. Los vascos se lo querían comer con anchoas.
El problema de Neymar son sus actitudes dentro del campo; causan irritación. No es que moleste su habilidad
Contra el Atlético de Madrid tuvo problemas idénticos. Messi debió mediar con Diego Godín y aplacarlo porque el uruguayo lo quería acogotar al brasileño. Y el capitán barcelonista Xavi fue de los que separó a los vascos del Athletic. Xavi, siempre tan sensato, reconoció: «Tendría que hacer una reflexión en serio sobre cómo debe actuar. Yo entiendo que actitudes como la jugada final ante el Athletic la gente las vea como una falta de respeto”.
Después de aquella tarde ante el Athletic, mucha gente protestó en los foros: “¿Y qué…no se pueden hacer bicicletas o túneles….? Esa es la sal del fútbol”. Todo se puede hacer, el tema es el momento. Y el tono burlón de la jugada. Esa tarde Messi le dio un baile fenomenal a Balenziaga, el marcador que le pusieron para hacerle hombre a hombre, pero nadie se enojó con Leo. Juega seriamente.
Antes que protestar contra jueces o tribunales, Dunga deberá hablar con Neymar. Si no cambia va a tener muchos problemas y al final lo paga la Selección, como en este caso. Ahora llega la Eliminatoria y cada vez que salga de Brasil pisará terreno hostil. Sobre todo en algunos lugares como Colombia (ya lo han tomado como enemigo) y en Uruguay, donde no toleran mucho al jugador brasileño.
Neymar camina hacia sus 24 años; ya no es un chiquillo. Con el incidente y la suspensión el mundo se le volcó en contra. Faustino Asprilla lo tildó de “mentira del fútbol”; Ronaldo Fenómeno dijo que con la camiseta de Brasil su comportamiento es inadmisible. El periodista Enrique Marqués, del diario Marca, lo crucificó: “Neymar no sabe ganar ni perder”, dijo, dando a entender que cuando gana goza al rival, cuando pierde se enoja y agrede. “Debería aprender”.
Algo es seguro: tiene que ser más seriecito en la cancha. No aburrido, serio; es otra cosa.
* Columnista de International Press desde 2002. Ex jefe de redacción de la revista El Gráfico.