Estados Unidos es el otro gran ausente
Paloma Almoguera / EFE
China cifró en 57 el número de países fundadores con los que cuenta para poner en marcha el Banco Asiático de Inversión en Infraestructura (BAII), entidad auspiciada por la segunda economía mundial que ha logrado un mayor éxito de participación que el inicialmente esperado.
Con Suecia, Israel, Sudáfrica, Azerbaiyán, Islandia, Portugal y Polonia como los últimos miembros en ser aprobados, según anunció el Ministerio de Finanzas chino, se da por finalizada la lista de países fundadores de la entidad, ya que Pekín determinó el 15 de abril como la fecha de anuncio del palmarés inicial del BAII.
Una composición que incluye a miembros de los cinco continentes y en la que jugó un gran papel el Reino Unido, la primera economía europea que solicitó integrarse al BAII como posible miembro fundador a mediados del pasado marzo.
Si bien hasta entonces sólo veintiún países asiáticos se habían mostrado dispuestos a participar, entre ellos India, la decisión del Reino Unido precipitó de forma estrepitosa la voluntad de adhesión de otros Estados, como Alemania, Francia, Italia, Australia, Corea del Sur, Brasil, Rusia, Egipto o España, todos aceptados.
Así, el banco, que se prevé que será establecido formalmente a finales de 2015, después de que los fundadores hayan firmado y ratificado las bases, nace con una fuerza considerable, si se compara con los 31 miembros con los que comenzó el Banco Asiático de Desarrollo (BAD), liderado por Japón y que ahora tiene 67.
Japón es, junto a Estados Unidos, uno de los grandes ausentes de la entidad. Aunque el rechazo era previsible, debido a las sospechas -que China niega- de que el BAII nazca con ánimo de competir con el BAD, parece que la negativa ya no es tan tajante.
El 30 de marzo, el embajador japonés en China, Masato Kitera, decía al diario «Financial Times» que en Japón «ahora hay una gran campaña a favor del BAII que parece efectiva».
Por su parte, EEUU parece mantener su postura de querer cooperar con el banco, pero desde fuera, decisión no exenta de críticas, también dentro del país.
El exsecretario del Tesoro en los años de George W. Bush, Hank Paulson, aseguraba que «ha habido dos errores: no unirnos, y que, si elegimos una batalla, tenemos que asegurarnos de que sea una en la que vamos a ganar, no una en la que estamos destinados a perder», según recoge el periódico oficial «China Daily».
Uno de los temores de Washington, que junto a Europa domina las actuales principales instituciones financieras globales (el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, nacidas al fin de la II Guerra Mundial), es el «modus operandi» del banco, y si va a centrarse en favorecer proyectos beneficiosos para China.
Aunque es pronto para saberlo, Meng Yuanxin, economista del Instituto chino New Continent, dice a Efe que «depende de su sistema: si es regido principalmente por China, puede que no sea muy equitativo, porque el país obedece más a las decisiones de los líderes que a las reglas del mercado».
En principio, la participación de cada país se determinará con base a su PIB, informó recientemente el secretario general del departamento encargado del establecimiento del BAII, Jin Liqun, lo que garantiza, precisó, que «China se convierta en el mayor accionista individual» del organismo.
El BAII contará inicialmente con un capital de unos 50.000 millones de dólares, si bien podrá aumentar hasta los 100.000 millones de dólares.
La potencia asiática, que hasta ahora sólo contaba con un 5,71 % del derecho de voto del Banco Mundial, cuyo aumento negocia desde hace años, abandona el papel de «segundón» en este sector y adopta un papel más acorde al tamaño de su economía.
Pero China insiste en que lo hará de forma «incluyente», razón por la que el viceministro de Finanzas, Shi Yaobin, dijo que, pese a que el plazo para ser miembro fundador acabó el 31 de marzo, los que a partir de entonces se postulen podrán ser miembros también, aunque con menos voz a la hora de tomarse decisiones.
Abre la puerta por tanto a un eventual ingreso de Japón o EEUU, cuando de momento el único revés se lo han llevado Taiwán, al que China rechazó como fundador porque afirmó sólo dar esa condición a «Estados soberanos», y Corea del Norte, si bien lo ocurrido con este último -no presente en la lista- no ha sido del todo aclarado.
El banco, que busca proveer financiación para el desarrollo de carreteras, vías ferroviarias, aeropuertos, telecomunicaciones y otros proyectos de infraestructura en Asia, celebrará a finales de abril su primera reunión de trabajo en Pekín para elegir gobernador y otros puestos de gestión de la entidad.