Stephanie Carlettie, la niña italiana a la que conmovió la historia de Hachiko

Hachiko y Stephanie (foto Asahi Shimbun)

 

Sus cartas están en las estatuas dedicadas al fiel perro en Japón


Hachiko y Stephanie (foto Asahi Shimbun)
Hachiko y Stephanie (foto Asahi Shimbun)

Cuando tenía 10 años, Stephanie Carlettie, una niña de 12 años que reside en Bérgamo, Italia, vio la película “Siempre a tu lado”, la versión hollywoodense de la popular historia de Hachi, el perro que durante casi diez años esperó a su amo muerto en la estación de Shibuya, adonde retornaba después de su trabajo como profesor universitario.

Stephanie se enamoró de la historia y comenzó a buscar información sobre ella que compiló en varios cuadernos.


80 años después de la muerte de Hachiko, el perro y su amo, Hidesaburo Ueno, fueron reunidos en una estatua inaugurada el mes pasado en la Universidad de Tokio.

En la ceremonia de inauguración estuvo presente el nieto de Ueno, Kazuto Ueno (77), quien colocó en la base de la estatua una carta enviada por Stephanie, revela Asahi Shimbun

«Querido Hachi, 80 años han pasado desde que fuiste llamado al cielo para estar con tu amado maestro, pero estoy segura de que tú aún estás cerca de nosotros», dice la carta.


«He leído muchas cosas sobre lo especial que eres: fuerte y digno, puro y amable. Con mucho amor», culmina.

¿Cómo se conocieron la niña y el nieto del propietario de Hachiko?


Buscando información sobre el perro, Stephanie se enteró de que el nieto de Ueno vive en la prefectura de Mie.

Stephanie envió correos electrónicos en inglés a la División de Asuntos Multiculturales del gobierno de Mie para pedirles a los funcionarios que sirvieran como puente entre ella y Kazuto.

Así lo hicieron. Los funcionarios tradujeron sus mensajes al japonés y se lo enviaron al nieto.

Sorprendido de recibir correos desde Italia, el anciano comenzó a escribirse con la niña. «Hachi estuvo esperando a su dueño, así que estará esperando por ti por siempre», le escribió una vez.

Conmovido por el afecto de la niña a Hachiko, Kazuto transcribió sus e-mails y los imprimió en formato de carta, que no solo dejó en la estatua erigida en la Universidad de Tokio, sino en otras dedicadas a Hachiko, como la que tiene frente a la estación de Shibuya.

La historia aún no acaba, pues Stephanie tiene un deseo pendiente: conocer Japón para ver los restos embalsamados de Hachiko en el Museo Nacional de Naturaleza y Ciencia y visitar las estatuas levantadas en su memoria en todo Japón. (International Press)

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