Solo el 6,6 % de jóvenes de bajos recursos en Japón cree que algún día podrá casarse

 

Casi el 80 % vive con sus padres porque no tiene dinero para pagar un alquiler


Joven

Muchos jóvenes en Japón tienen bajos ingresos que no solo impiden, por ejemplo, que puedan independizarse de sus padres; también perjudican sus intenciones de casarse y formar familia.


Una encuesta realizada por una organización que apoya a jóvenes en situación de pobreza revela que el 77,4 % de japoneses de veintitantos y treinta y tantos años con ingresos inferiores a los 2 millones de yenes (16.700 dólares) al año viven con sus papás, según Mainichi Shimbun.

El 53,7 % de ellos afirma que no puede independizarse porque no tiene dinero para pagar un alquiler en otra parte.

El 39,1 % de los encuestados carece de empleo, mientras que el 38 % trabaja a tiempo parcial. Solo el 7,8 % tiene un empleo regular y estable.


El 26,8 % asegura no tener ingresos, mientras que el 22,8 % percibe menos de 500.000 yenes (4.100 dólares) al año.

Con poco o nada de plata, es muy difícil pensar en casarse y formar familia. Apenas el 6,6 % de los encuestados cree que algún día podrá casarse, y una proporción aún más baja, el 2,5 %, tiene planes de hacerlo.


El 37,2 % de los encuestados tiene educación superior. Además, el 30 % fue víctima de bullying en la escuela, mientras que más del 20 % tuvo períodos de ausentismo escolar o «hikikomori» (aislamiento social).

Cuando los hijos, por falta de recursos, se ven forzados a vivir con sus padres, muchas veces la convivencia se hace difícil. Un joven veinteañero de Saitama cuenta que sus padres le exigen que se independice, pero no puede hacerlo porque no tiene suficientes ingresos.

En otro caso, una mujer octogenaria en Tokio revela que su hijo, un treintañero, retornó a casa tras renunciar a un empleo en el que lo obligaban a trabajar en exceso, y que ahora, que viven nuevamente juntos, él descarga violentamente su estrés en ella.

Un tercer caso: Kentaro Asano tiene 33 años y es escritor freelance. Vive con sus padres en Tokio y se gana la vida escribiendo y con empleos a medio tiempo (como repartir volantes). Percibe alrededor de 170.000 yenes (1.400 dólares) mensuales y les paga a sus padres 30.000 yenes (250 dólares) cada mes por alquiler.

«Mi relación con mis padres es buena, pero soy muy consciente del hecho de que me siento como un aprovechado. Me iría si pudiera», confiesa.

¿Y qué hace el gobierno de Japón para ayudar a estos jóvenes?

Yosuke Hirayama, profesor de la Universidad de Kobe y experto en vivienda, declara a Mainichi que la respuesta del gobierno es lenta y débil.

«En el pasado, era rutina para la gente que se graduaba de la universidad convertirse en un empleado de tiempo completo, formar una familia y comprar una casa (la política de vivienda del gobierno, en consecuencia, estaba orientada a ayudar a las personas con familias para comprar viviendas). Eso se ha derrumbado, y sin embargo existen pocas políticas en beneficio de los hogares unipersonales y de las personas con bajos ingresos», advierte.

«Los políticos no se mantienen al día con la realidad», critica el experto, quien pide el establecimiento de políticas públicas que, al menos en cuestión de vivienda, ayuden a los jóvenes a cubrir los gastos de alquiler. (International Press)


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