Confunden cortesía del personal femenino con afecto, según especialista
De clientes a acosadores. Cada vez más empresas y gobiernos locales tienen que lidiar con clientes o usuarios que acosan a trabajadoras de tiendas o empleadas gubernamentales con el pretexto de que tienen quejas de sus servicios.
De este modo, explica Mainichi Shimbun, ocultan o disimulan sus verdaderas intenciones para evitar ser denunciados ante la policía.
Una mujer de 30 años que manejaba un salón de una cadena especializada en el tratamiento de pérdida de cabello fue acosada por un cliente durante unos siete meses.
Al principio, el hombre era un cliente como cualquier otro. Más adelante, comenzó a exigir la presencia de la mujer, diciendo que estaba insatisfecho con los productos y servicios del local. Cuando ella se excusaba de atenderlo, el hombre levantaba la voz.
Cuando la tienda le ofreció el reembolso de sus cuotas de afiliación, el sujeto se negó. Como nada parecía satisfacer al cliente-acosador, la mujer tuvo que ser transferida a otro local.
El hombre no se dio por vencido. No contento con perjudicar a la mujer, obligándola a mudarse, increíblemente la demandó por “sufrimiento emocional” y exigió una compensación.
Preocupado por su reputación, la tienda accedió a pagar. El acoso cesó.
Un vocero de la cadena le dice a Mainichi que las denuncias del hombre no tenían fundamento y que era obvio que lo que verdaderamente quería era ver a la mujer. “Él la demandó para mantenerse en contacto con ella”, asegura.
En Tokio, una mujer de veintitantos años que trabaja en una oficina de empleo del gobierno municipal fue acosada durante alrededor de seis meses por un tipo que la conoció cuando fue a buscar trabajo. El sujeto averiguó su nombre y comenzó a llamarla casi todos los días. Iba a su oficina y se quedaba ahí varias horas solo para verla. Incluso llegó a quejarse de que la chica tenía “mala actitud”.
El hombre se hizo humo después de recibir una notificación del gobierno municipal para que dejara de acosarla.
Hiratsuka Agency, una firma especializada en la gestión de crisis con sede en Tokio, explica que algunos hombres malinterpretan la cortesía del personal femenino y creen que es una muestra de afecto.
Toshiki Hiratsuka, el presidente de la compañía, afirma que estos hombres piensan que al no ser correspondidos bien pueden hacer sufrir a sus víctimas.
Hiratsuka cree que el número de casos de clientes-acosadores es mayor de lo que se reporta, pues algunas empresas llegan a acuerdos con estos hombres sin dar cuenta a la policía. Por último, pide a las empresas y entes gubernamentales que actúen con firmeza y rapidez para evitar que estos casos degeneren en delitos graves. (International Press)