Persisten los efectos negativos del aumento del impuesto sobre el consumo
La economía japonesa se contrajo un 1,6 por ciento anualizado entre los meses de julio y septiembre, según datos publicados hoy por el Gobierno que subrayan el persistente efecto negativo de la subida del impuesto sobre el consumo llevada a cabo el pasado abril.
Con respecto al anterior trimestre, el producto interior bruto (PIB) de Japón se encogió además un 0,4 por ciento, principalmente por la caída de la inversión corporativa.
Los datos, por debajo de la mayoría de pronósticos de los analistas, acercan aún más la posibilidad de elecciones adelantadas en el país asiático, una maniobra con la cual el primer ministro Shinzo Abe pretende bloquear una nueva subida del IVA.
Estos datos del PIB suponen el segundo trimestre de contracción para la tercera economía del mundo (que en abril-junio se encogió un 7,1 por ciento anualizado), lo que sitúa al país en recesión técnica y complica la estrategia económica del Abe, bautizada popularmente como «Abenomics».
Aunque el consumo, que compone el 60 por ciento de la economía, creció un 0,4 por ciento con respecto al trimestre anterior, la remontada fue menor que lo previsto por muchos economistas y pone de relieve el peso negativo que aún tiene la subida del IVA.
Las exportaciones, otro de los motores de la economía japonesa, crecieron un 1,3 por ciento con respecto a abril-junio, mientras que las importaciones lo hicieron un 0,8 por ciento.
No obstante, la inversión de capital, otro componente clave para el PIB japonés, mostró un retroceso del 0,2 por ciento, al tiempo que la inversión residencial se hundió un 6,7 por ciento intertrimestral.
La mayoría de analistas espera que, tras la publicación de estos datos, el primer ministro disuelva esta misma semana la Cámara Baja y convoque elecciones anticipadas en diciembre, unos comicios a los que el Partido Liberal Demócrata (PLD) de Abe se presentaría con la firme propuesta de no subir nuevamente el IVA en octubre de 2015.
El parlamento aprobó en 2012 una subida del gravamen en dos tramos (hasta el 8 por ciento en 2014, y hasta el 10 en 2015) para hacer frente a los costes cada vez más abultados de su sistema de seguridad social sin incrementar aún más su deuda pública, la mayor del mundo desarrollado. (EFE)