De los insultos pasó al maltrato físico
Algunos japoneses pueden llevar su afición al anime demasiado lejos. No distinguen entre realidad y ficción y piden cosas imposibles, como el tipo que se quejaba de su novia porque sus medidas anatómicas no se ajustaban a las del personaje de anime con el que está obsesionado: la exuberante Nami de “One Piece”.
La historia –que la misma chica cuenta en el sitio web Kazoku Channel y que RocketNews24 reproduce– daría risa si no fuera porque involucró maltrato psicológico y físico.
El hombre le dijo a su novia que una mujer debería tener una figura como la de Nami. La chica replicó: eso es imposible, no existe una mujer de carne y hueso así.
El tipo, terco, para demostrar que tenía razón, le enseñó fotos de mujeres extranjeras que tienen cuerpos como el de Nami. A continuación, le dijo que era una “cerda” que no se esforzaba lo suficiente, y que tenía el cuerpo de una persona “floja”. La chica –cuenta– mide 1,6 m y pesa 53 kilos. “No soy gorda”, aclara.
Indignada, decidió pagarle con la misma moneda. Cada vez que él decía que una mujer debería verse como Nami, la chica replicaba diciéndole que un hombre debería verse como el musculoso Raoh (personaje de “Hokuto no Ken”).
De este modo, ella creyó que podía hacerle entrar en razón, que se daría de cuenta de lo absurdo de sus pretensiones y entendería cómo la hacía sentir. No sirvió en absoluto. Un día él le gritó: “¡Cállate! Hombres y mujeres son diferentes, y ahora estamos hablando de ti”.
El hombre pasó de los gritos a la acción y la golpeó. La chica se alejó del abusivo. Estuvieron un mes sin verse, pero él le mandaba mensajes constantemente. Ella accedió a reunirse en un restaurante, pero acompañados por un amigo común.
La chica le dijo que no quería ser comparada con ningún personaje de anime, pero el tipo, cabeza dura, nuevamente mostró fotos de extranjeras que habían modelado su cuerpo como el de Nami para probarle que sí había mujeres como esta en la vida real.
El amigo vio una de las imágenes y preguntó si no estaba “photoshopeada”. Acto seguido, encontró en su propio teléfono un sitio web que enseña cómo transformar digitalmente a una chica común y corriente en una supermujer como Nami.
Todo acabó ahí. La chica se paró y se fue, convencida de que no valía la pena estar con un idiota y abusivo. Rompió definitivamente. Sin embargo, el hombre no se rindió y continuó escribiéndole, así que ella le pidió a un chico que fingiera ser su novio para que su ex dejara de molestarla. “Le dije que había encontrado a mi chico ideal, que dejara de escribirme correos electrónicos, y le deseé suerte en su búsqueda de una Nami que no esté photoshopeada”. (ipcdigital)