Soldados japoneses de la II Guerra Mundial se oponen a cambio de Constitución pacifista

Niñas despiden a un kamikaze

 

Educados para morir por su país, hoy defienden la paz


Niñas despiden a un kamikaze
Niñas despiden a un kamikaze

La decisión del gobierno japonés de reinterpretar la Constitución de Japón para que las Fuerzas de Autodefensa del país puedan involucrarse en guerras en el extranjero en defensa de países aliados ha sido rechazada por dos exsoldados japoneses entrevistados por Mainichi Shimbun.

«La guerra pone a la gente en una situación de asesinar o ser asesinada. ¿El gobierno alguna vez ha entendido esto?», cuestiona Shizuo Miyazaki, de 86 años.


Oriundo de la prefectura de Kumamoto, Miyazaki se unió a las fuerzas de su país cuando solo tenía 15 años y combatió en la antigua Manchuria. Al finalizar la guerra, fue detenido e internado en Siberia durante cuatro años.

El 13 de agosto de 1945, poco antes del culminar la guerra, Miyazaki se ofreció como voluntario para llevar a cabo un atentado suicida con explosivos contra tanques soviéticos. Confiesa que estaba desesperado ante la inminente derrota de Japón. No le tenía miedo a la muerte. “Fui educado para creer que era honorable morir por el bien de mi país”, le dice a Mainichi.

Dos días después, el emperador Hirohito anunció la rendición de Japón marcando el fin de la guerra para el país. Miyazaki dice que si el conflicto armado hubiera acabado un día después, él estaría muerto.


El adolescente se salvó de la muerte, pero no del rigor de los campos para prisioneros en Siberia. Sufrió hambre, frío y duras condiciones de trabajo. Había días en que todo lo que comía era un pequeño pedazo de pan. Sus compañeros de infortunio morían uno tras otro, pero él logró sobrevivir y ser testigo de cómo Japón se convertía en un país próspero y pacífico. Por eso, le inquieta el rumbo que está tomando bajo el mando del primer ministro Shinzo Abe.

«Una vez que la gente se fanatiza, es difícil detenerla, lo que da miedo. Piense en lo miserable y cruel que la guerra es. Los jóvenes de hoy pueden no ser capaces de imaginar eso», subraya.


Tatsuo Ikeda (85), expiloto de guerra, también cuestiona: «Ahora existe la posibilidad de que los miembros de las Fuerzas de Autodefensa mueran en acción. Me pregunto si los políticos y el público japonés están realmente preparados para aceptar eso».

Nacido en la prefectura de Saga, Ikeda se alistó en una unidad de ataque suicida y estaba entrenándose para ser un kamikaze. Por fortuna, la guerra terminó (el 15 de agosto de 1945, justo el día en que cumplió 17 años) antes de que pudiera entrar en acción.

Como Miyazaki, él también fue educado para creer que el mayor honor era entregar su vida al emperador y no dudó para ofrecerse como kamikaze. Ikeda cuenta que cuando un amigo cercano murió durante un vuelo entrenamiento lloró pero no porque estuviera triste, sino porque su compañero no pudo poner a prueba su valor sacrificando su vida por Japón.

«Cuando llegaban los ataques aéreos, era cuestión de un abrir y cerrar de ojos si uno mataba a su enemigo o si lo mataban a uno, así que no sentía que eso fuera tan cruel. La guerra hace que algo anormal parezca normal», declara.

Tras finalizar el conflicto, Ikeda se dedicó al arte (como Miyazaki) creando obras que buscan transmitir mensajes antibélicos.

«Cuando terminó la guerra, los japoneses no querían más guerras. Pero ahora la historia se va a repetir. Los japoneses tienden a ser fácilmente influido por el ambiente», dice. «La paz es algo que debería ser protegido cuidadosamente por cada uno de nosotros uniendo nuestras fuerzas”, concluye. (ipcdigital)


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