Muchas de las mujeres forzadas a prostituirse por el Ejército japonés son católicas
Un grupo de mujeres surcoreanas que fueron sometidas a la esclavitud sexual por el Ejército de Japón en la II Guerra Mundial han sido invitadas a participar en una misa que el papa Francisco oficiará en Seúl a mediados de agosto, informó la Archidiócesis de Seúl.
Según indicó a Efe una de sus portavoces, la máxima autoridad de la Iglesia Católica en Corea del Sur invitó a asistir al servicio religioso a estas supervivientes de un cruel episodio histórico que sigue causando fuertes enfrentamientos diplomáticos entre Seúl y Tokio.
Se prevé que el papa Francisco dedique un mensaje a las conocidas como «mujeres de confort» durante la misa que oficiará en la Catedral de Myeongdong de la capital surcoreana el 18 de agosto, último día de la visita del pontífice a Corea del Sur, confirmaron autoridades locales de la Iglesia Católica.
Sin embargo, se desconoce si el papa tendrá tiempo para reunirse personalmente con las esclavas sexuales supervivientes, muchas de las cuales son católicas.
Francisco visitará Corea del Sur del 14 al 18 de agosto para participar en la VI Jornada de la Juventud asiática, en una visita histórica al ser la tercera de un pontífice al país asiático y la primera en 25 años desde la de Juan Pablo II en 1989.
Las 54 «mujeres de confort» que todavía viven en Corea del Sur, todas ellas de más de 80 años, forman parte de las 200.000 niñas, adolescentes y jóvenes reclutadas de forma forzosa durante la II Guerra Mundial (1939-1945) por el Ejército Imperial japonés para proporcionar servicios sexuales a sus soldados.
Aunque Japón pidió perdón formalmente mediante una declaración en 1993, Corea del Sur le sigue reclamando unas disculpas más sinceras e indemnizaciones, por lo que el asunto sigue generando fuertes tensiones entre ambos vecinos.
En Corea del Sur hay más de 5 millones de católicos (un 10,9 por ciento de la población) que ocupan el tercer lugar tras budistas y protestantes en un país de 50 millones de habitantes de los que casi la mitad son agnósticos o ateos, según las últimas estadísticas oficiales de 2005. (EFE)